Dacca, 24 nov (EFE).- Autoridades bangladesíes anunciaron este domingo que habían comenzado la construcción de vallas alrededor de los campamentos rohinyás en el sureste del país, una labor muy criticada por activistas al limitar el movimiento de los refugiados.
«El trabajo ya ha comenzado», explicó en declaraciones a la prensa el general en jefe del Ejército de Bangladesh, Aziz Ahmed, en Cox’s Bazar, donde se instalaron los refugiados rohinyás tras huir de la violencia indiscriminada en la vecina Birmania (Myanmar).
Ahmed detalló que «en un campamento ya se han erigido algunos pilares», mientras están a la espera de la llegada del alambre, porque aunque el pedido se ha realizado, «tardará un tiempo en llegar».
«Los pilares deben ser construidos, erigidos, el alambre de púas lo deben traer y colocar, pero el trabajo ha comenzado», subrayó.
El general en jefe del Ejército desvelaba así la puesta en marcha de un proyecto que había anunciado el pasado septiembre el Gobierno bangladesí empujado, según dijo entonces, por motivos de seguridad, para evitar así que los rohinyás pudieran moverse por el país.
La orden llegó de la primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina, para «mantener la ley y orden en los campamentos y asegurar la seguridad», según explicó entonces a la prensa en Dacca el ministro de Interior, Asaduzzaman Khan.
La medida afectará a los más de 900.000 rohinyás que viven en los campamentos de refugiados en el sureste de Bangladesh, entre ellos los alrededor de 745.000 -entre ellos más de 400.000 niños- que huyeron del estallido de violencia en Birmania en agosto de 2017.
Muchas organizaciones humanitarias han condenado la decisión de vallar los campamentos, entre ellas Human Rights Watch (HRW), que criticó en septiembre a las autoridades bangladesíes por pretender «restringir la libertad de movimiento» de los refugiados.
«La primera ministra Sheikh Hasina abrió las fronteras de Bangladesh a los refugiados rohinyás que huían de las atrocidades en masa en Myanmar, pero ahora parece que quiere convertir los campamentos en prisiones al aire libre», subrayó entonces en un comunicado el director para Asia de HRW, Brad Adams.
El éxodo de los rohinyá comenzó cuando un grupo rebelde de esta comunidad minoritaria lanzó una serie de ataques contra puestos gubernamentales en la región de Rakáin, en el oeste de Birmania, lo que provocó una desproporcionada respuesta del Ejército birmano.
Un informe de la ONU presentado el pasado agosto calificó la operación militar birmana en Rakáin contra los rohinyá de «genocidio», además de hallar indicios de crímenes de guerra y de lesa Humanidad.