Madrid, 26 nov (EFE).- Ricardo Darín estrena en España y en EE.UU «La odisea de los giles», una comedia catártica en la que el grupo de perdedores más dispar es capaz de olvidar sus diferencias para conseguir algo bueno para todos; una metáfora, comenta el actor a Efe, que le gustaría ver más a menudo reflejada en la sociedad.
«Cuando leí la novela lo que más me impactó fue cómo se había formado el grupo, esa policromía de los personajes, cada uno de posiciones sociales y políticas diferentes dentro del pueblo, y cómo todas esas diferencias desaparecían ante un caso que les afectaba a todos, ante la búsqueda de una reparación», afirma en una entrevista con Efe.
«Ojalá, como sociedad, aprendiéramos de ese tipo de metáforas», sugiere el argentino, aceptando como buena la idea de que los políticos españoles siguieran este consejo en un momento como el actual, tan necesitado de pactos para poder formar un gobierno.
Dirigida por Sebastián Borensztein, la película está basada en «La noche de la Usina» (Editorial Alfaguara), de Eduardo Saccheri, autor también del libro que dio origen a «El secreto de sus ojos», otro de los éxitos internacionales de Ricardo Darín (fue Oscar en 2009).
El actor es la única pieza que el director ha mantenido en sus tres últimos filmes, tan diferentes uno de otros -«Un cuento chino» (2011), «Capitán Koblic» (2016) y ésta, «La odisea de los giles»-, en esta ocasión arropado no solo por amigos, como Luis Brandoni o el colombiano Andrés Parra, sino por su propio hijo, Chino Darín.
La película, que se estrena este 29 de noviembre en España, viene precedida de un gran éxito de taquilla en los países donde se ha proyectado y es la elegida por Argentina para la carrera por el Oscar en EEUU, donde llegará el sábado con el gráfico título de «Heroic Losers» («Perdedores heróicos»).
«Esa es la idea», afirman complementándose padre e hijo, ambos en conversación con Efe.
«Hasta ahora -comienza Ricardo Darín- esta película ha sido abrazada por todos los públicos con los que se ha ido encontrando, la gente lo coloca un poco en ese lugar, el de los que no tienen voz o de alguna manera no pueden manifestar su repudio por todas las cosas que tienen que soportar».
«Estamos demasiados domesticados», concluye Ricardo Darín, quien aboga por crear «sistemas de convivencia que nos permitan relacionarnos con respeto», mientras su hijo apunta que el problema es que unos aprenden y otros, no. «Es como si el sistema fuera selectivo sobre quiénes pueden salir airosos y quiénes no, es una injusticia», considera Chino.
Coproducida entre Argentina y España, es una cinta coral en la que un grupo de vecinos de un pueblo de Buenos Aires pierden todo el dinero que habían logrado reunir para reflotar una vieja cooperativa agrícola por culpa de unos desaprensivos que se aprovecharon del caos surgido en los bancos en los momentos previos al «corralito».
Juntos, estos «giles» -buena gente a la que se las dan todas, en palabras de Darín padre- idean un plan para recuperar el dinero que les estafaron, cada uno de ellos, poniendo lo mejor de si mismo y algunos, como los Perlassi (que interpretan los Darín), sobreponiéndose a una pérdida aún mayor que la económica.
Con ellos completan el reparto una impresionante Verónica Llinás, junto a Daniel Aráoz, Carlos Belloso y Rita Cortese, con los divertidísmos Alejandro Gigena y Guillermo Jacubowicz como los hermanos Gómez.
La historia ocurre en 2001 y está motivada por el «corralito», pero la sensación de hastío e impotencia que transmite es universal.
«Fuimos criados y adoctrinados a creer que si uno hace las cosas bien, siguiendo las normas y haciendo lo que se espera y le corresponde dentro del funcionamiento saludable de una sociedad, no viviríamos ese tipo de cosas, pero suceden», sentencia Chino, un niño en aquellos momentos sin edad para comprender lo que pasaba.
«Yo sí tenía edad y tampoco lo entendí», apunta Darín padre, quien agrega que solo «la gente de bien, las buenas personas» no buscan ventajas para aprovecharse de los demás.
«Cuando nuestros derechos son avasallados no entendemos por qué no podemos ni reclamar, algunas empresas también hacen eso, te dicen pague primero y reclame después, y nosotros mansamente lo aceptamos», afirma.
Una línea que conecta esta comedia reparadora con «Relatos salvajes», entiende Darín: «Son temas que nos martillean la conciencia y el alma, cuando no se nos respeta», entonces -remata Chino- «llegamos al límite».
Por Alicia G.Arribas