Lisboa, 26 nov (EFE).- La exposición «César Manrique 100 años de vida» conmemora el centenario del nacimiento del pintor, escultor y activista a través de algunos de sus cuadros y de un documental, que se muestran al público desde este martes en la Fundación Saramago de Lisboa.
La muestra, pese a que refleja «un fractal, una partícula» de lo que fue la obra del artista, permite hacerse una idea del papel como activista que adoptó, de su concienciación social y de lo que fue «el universo Manrique», según afirmó a EFE el director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera.
«La exposición es una aproximación a un personaje muy singular de la cultura española, que desestabiliza la cultura de nuestro país en su época por su carácter de artista global», declaró Gómez.
Una de las cosas que hizo a Manrique un «adelantado» fue que «en su cosmovisión entran ingredientes que en los 60 y 70 no forman parte de la agenda cultural e intelectual, como la importancia que tienen en sus planteamientos la naturaleza, la ecología o el paisaje».
Además de destacar «la forma en que entiende que la cultura puede contribuir a generar bienestar social», considera que su principal aportación fue «entender que arte y cultura forman una unidad indisociable y que el respeto a la naturaleza condiciona el futuro de la humanidad», aseguró.
«Hoy en día con la crisis del clima que estamos sufriendo, es un artista sobre el que tendríamos que volver para entender nuestros tiempos», dijo.
Presentar la exposición en Lisboa, en concreto en la Fundación Saramago, tiene un significado «emotivo» para la fundación por «la vinculación que Lanzarote tuvo con Saramago y César Manrique».
«La llegada de Saramago a finales del 93 supone que la agenda diplomática internacional que había desarrollado Manrique vuelva a reinstaurarse en la isla», afirmó Gómez.
También destaca cómo Saramago asumió y reivindicó los compromisos ambientales, territoriales y éticos que Manrique había defendido en vida.
Recuerda que si bien Saramago y Manrique nunca llegaron a conocerse, habrían estado unidos «por los vínculos con la naturaleza, la visión crítica al modelo económico del mundo y la confianza en la función social del arte y la cultura» que ambos tenían.
Durante la inauguración de la exposición se proyectó el documental «Taro. El eco de Manrique», realizado por Miguel G. Morales.