México, 26 nov (EFE).- Emiliano Zapata llegó al Palacio de Bellas Artes de México en una exposición presentada este martes que explora cómo movimientos artísticos y sociales muy diferentes han interpretado y reivindicado la figura de este icónico revolucionario mexicano asesinado hace 100 años.
«Emiliano. Zapata después de Zapata», que estará abierta al público entre el 27 de noviembre de 2019 y el 16 de febrero de 2020, rememora al también conocido como Caudillo del Sur con 140 piezas artísticas de 70 colecciones mexicanas e internacionales.
LA CONSTRUCCIÓN DE UN HÉROE NACIONAL
Nacido el 8 de agosto de 1879, Zapata fue una de las principales figuras de la Revolución mexicana de 1910 que derrocó la dictadura de Porfirio Díaz y un héroe del campesinado que luchó por la colectivización de las tierras.
Pero fue con su asesinato el 10 de abril de 1919 que nació la leyenda de Zapata y, por eso, la exposición comienza con el sombrero que llevaba ese día, agujereado por los impactos de bala de la emboscada que segó su vida.
«Zapata significa muchas cosas. De entrada, la defensa de lo que es ser mexicano y, en particular, la defensa de causas básicas como la tierra y la autodeterminación de los pueblos. En ese sentido, Zapata representa el pueblo», dijo a Efe Luis Vargas, responsable de la muestra.
La exposición da cuenta de cómo los gobiernos posrevolucionarios del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se adueñaron de la figura de Zapata para forjar el nacionalismo mexicano durante mediados del siglo XX.
En ese sentido, los grandes muralistas mexicanos Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco contribuyeron con sus obras a hacer de Zapata un héroe patrio de México y un símbolo del Estado mexicano.
«Zapata tiene una versatilidad increíble. Sirvió para afianzar el nacionalismo y controlar a los campesinos. Pero también es una figura que no se puede domar. Zapata escapa y lo reclaman diferentes causas», relató Vargas, quien es también investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
REIVINDICADO POR LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
En ese sentido, distintos movimientos contestatarios han recuperado la iconografía zapatista que había sido monopolizada por el Gobierno.
El rostro de Zapata fue una imagen usada durante las protestas estudiantiles de 1968 como respuesta a los intentos del Gobierno priísta de deslegitimar el movimiento acusándolo de tener intereses extranjeros.
Y se convirtió en un icono reconocido mundialmente cuando los indígenas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se levantaron en armas contra el Gobierno el 1 de enero de 1994 inspirados en el también conocido como Caudillo del Sur.
Quizás por ello la imagen de Zapata dejó de estar impresa en los billetes mexicanos a principios de este siglo, sugiere la muestra.
La exposición también relata cómo los movimientos feminista y LGTB han interpretado en obras artísticas a Zapata de una forma amanerada para romper con los roles machistas y homófobos de la sociedad mexicana.
«Al cambiar la imagen de Zapata y hacerlo un macho cuestionado, están haciendo una crítica al patriarcado que prima en este país como en muchas otras naciones», contó el curador.
Asimismo, viaja más allá de las fronteras mexicanas para exponer la forma en la que el arte chicano ha usado al revolucionario para promover los derechos civiles de los grupos minoritarios en Estados Unidos.
«Zapata ha estado acompañando a los migrantes mexicanos y al movimiento chicano a lo largo del tiempo. Sirve para dar identidad a las poblaciones mexicanas que han vivido en Estados Unidos», explicó Vargas, quien subrayó que es la primera vez que el Bellas Artes expone arte chicano, con obras de artistas como Rubén Ortiz.