Tochimilco (México), 27 nov (EFE).- Este miércoles no fue un día de actividades tradicionales en el municipio de Tochimilco del central estado mexicano de Puebla, cuyos habitantes participaron en las actividades preventivas por si en algún momento se presenta una contingencia relacionada con el volcán Popocatépetl.
Desde muy temprano fueron alertados de la activación de la alarma sísmica, que les indicaría en este caso que el volcán había aumentado su nivel de actividad, por lo que sería necesario salir del municipio y resguardarse en los albergues que se ubican a 40 minutos del lugar.
En punto de las 09.30 horas (15.30 GMT) comenzó el alertamiento, motivo por el cual alrededor de 720 personas comenzaron a evacuar sus domicilios y escuelas del municipio y de su junta auxiliar (subdivisión administrativa) Santa Cruz Cuautomatitla, más cercana al coloso de 5.452 metros de altitud cuyo nombre significa «cerro que humea» en lengua náhuatl.
De manera ordenada y en grupos fueron acercándose a la plaza principal, donde todos comenzarían a abordar las unidades de transporte.
Una vez concentrados en el punto de reunión comenzó el pase de lista de los infantes que salieron de las escuelas, y los padres comenzaron a ubicar a sus hijos con la finalidad de acompañarlos hasta los albergues.
El coordinador general de Protección Civil del Estado de Puebla, José Ignacio Macías Allende, dio a conocer que durante el ejercicio se realizó bajo la hipótesis de que el volcán había aumentado su actividad de Amarillo fase 2 a Rojo Fase 1, la cual implica riesgo para los ciudadanos.
«Durante la actividad fueron evacuadas 420 personas de la cabecera municipal y 300 de la junta auxiliar, quienes previamente fueron notificadas y alertadas de que era solo un simulacro. Por tanto buscamos que desde los infantes cuenten con las medidas de prevención, con el objetivo de que sepan actuar en caso de una contingencia real», expuso.
La directora del Instituto de Bienestar Animal, Irma González Castañeda, dijo a Efe que los animales también tienen que ser atendidos en caso de contingencia, por lo que hacen conciencia entre los dueños para que sus perros, gatos o ganado los puedan seguir sin problemas, debido al estrés que pueden mostrar en el momento de salir en masa.
Diana Ramos Cantero, de ocho años de edad, aseguró que los maestros han estado en constante comunicación con ellos para decirles cómo prevenir accidentes y apoyar la salida de los habitantes durante una posible contingencia.
«Sabemos que es un ensayo, solo es un ensayo, no es de verdad, pero con esto cuando explote el volcán sabemos a dónde ir».
Elisa Bañuelos Pacheco, estudiante de nueve años, aseguró que vive con miedo de que el volcán emita lava y llegue hasta su vivienda, ya que siente que no llegaría a los camiones que los trasladarían a lugares seguros. «Me da miedo que baje y llegue acá», expresó.
Gabriela Tepepa Silva, habitante de Tochimilco, aseguró que ya están acostumbrados a la actividad de «Don Goyo», como conocen los lugareños al Popocatépetl. Sin embargo, aseguró que por proteger a sus hijos está pendiente de las indicaciones de las autoridades para evacuar y resguardarse.
«Pues prácticamente ya nos adaptamos a vivir con él, porque antes era cada año que se activaba. Pero ahora es a cada rato que saca fumarolas, que truena, que se cimbra el piso. Pero no está de más estar al pendiente de lo que nos digan las autoridades, más que nada por los niños», declaró.
De igual manera, José Rincón Caldero, de 71 años de edad, aseguró que el volcán se enoja y se activa debido a que los humanos hacen malas acciones, las cuales ocasionan que se acumulen energías negativas y por eso tiene que sacar lava o provocar temblores de tierra, que constituyen su manera de limpiarse de todo eso.
Aseguró que a pesar de que hiciera erupción él no dejaría su vivienda, debido a que nació en ese municipio y es todo lo que tiene. Y mencionó que hay personas que aprovechan los momentos de abandono de las casas o negocios para robar.
Las autoridades mexicanas analizan a diario la actividad del Popocatépetl, ubicado en la convergencia de los límites de los estados de México, Puebla y Morelos y a 72 kilómetros al sureste de Ciudad de México, desde que en 1994 se inició su actual fase eruptiva.