México, 11 nov (EFE).- El español José Antonio Morante cortó una oreja en la segunda corrida de la Temporada Grande 2019-20 en la Plaza México, celebrada el domingo, en la que el mexicano Joselito Adame también logró un apéndice, mientras que Ernesto Javier «Calita», no fue capaz de matar al que cerraba plaza por lo que el toro fue devuelto vivo.
Los toros de Bernaldo de Quirós fueron blandos y sin casta, salvo el quinto de la corrida. Casi todos presentaron kilos de más. Con excepción del primero y el quinto las reses recibieron pitos al arrastre. Más de 20.000 personas acudieron al festejo esta tarde en la Ciudad de México.
De nuevo el ganado protagonista de manera negativa por la falta de fuerza y bravura que en cambio sirvió para lucir virtudes tanto de Morante de la Puebla como de Joselito Adame.
El español tuvo enfrente un muy flojo primer toro, sin recorrido alguno, que se iba a al suelo a mitad de embestida. Poco tardó el matador andaluz en desistir y lo mató de certera estocada.
Su segundo tampoco era un derroche de fuerza pero su embestida era limpia y dócil. Morante de la Puebla al capote realizó unas medias verónicas ceñidas.
Con la muleta, en tandas de derechazos, templados y cortos para evitar que el toro doblase, el español se sintió cómodo con la nobleza del animal.
Con cadencia supo dar al toro el tratamiento necesario, llevándolo muy ajustado y ligando en sentido circular. Con la mano izquierda fue breve, los tres pases sueltos los enlazó con un leve baile alrededor del toro. Mató de nuevo muy bien y la oreja cayó del lado del matador.
El público durante la faena mostró su entusiasmo con la labor de Morante al tiempo que su enfado con la mansedumbre del de Bernaldo de Quirós que se fue pitado.
Similares características tuvo el toro de la oreja para Joselito Adame. Empezó el de Aguascalientes fuera de cacho con la mano derecha. Ya con el animal muy mermado de fuerzas, Adame, toreó muy bien al natural ligando pases hondos.
Al final de la faena recurrió al tremendismo, sacando pases sueltos en la cara de un toro rajado que era objeto de gestos de valor. Una estocada recibiendo facilitó la oreja.
El juez a pesar de la petición de parte del público con acierto se negó a que fueran dos.
El único toro encastado y con recorrido del encierro correspondió a Adame. El mexicano no pudo con la embestida ambiciosa del animal que al caballo peleó hasta derribar al picador.
En banderillas hizo hilo con los subalternos y chocó violentamente contra las tablas debido a su bravura. En la faena de muleta Adame citó con el pico, sin intentar ligar fijo en ningún momento. Ni siquiera con la mano izquierda arriesgó y tomó los trastos por el extremo citando a gran distancia.
Optó por ahogar la embestida del animal para ejecutar pases sueltos. Tras un mete saca y otra estocada Adame se retiró en silencio y el cuadrúpedo lo hizo aplaudido.
El mexicano Ernesto Javier «Calita» se enfrentaba a una gran oportunidad de reivindicarse. La apuesta salió mal, muy perjudicado por la mansedumbre y casi invalidez de sus dos toros.
A ambos quiso meterlos en la muleta, cruzado y mandando, pero la falta de casta afeó su labor. Además «Calita» estuvo precipitado.
Cuando lograba por fin sacar alguna semi tanda quiso adornarse sin tener a los animales aún metidos en la muleta. Al sexto no logró matarlo en el tiempo reglamentado por lo que vio como el toro marchaba vivo a los corrales.
Con bronca del público contra «Calita» acabó un festejo que dejó claro que la apuesta por el toro que da facilidades y gusta a las figuras, es una trampa para toreros que lo que necesitan enfrentar su ambición a la bravura.