Madrid, 2 oct (EFE).- Esta tarde, se clausuró en el Instituto Europeo de Diseño (IED) la I edición de la Pasarela Latinoamericana que, en su segunda jornada, presentó las propuestas de creadores de Chile, Colombia, Puerto Rico, Panamá y Nicaragua con el objetivo de conquistar con sus diseños el mercado español y europeo.
El diseñador español, Juan Carlos Mesa, a los mandos de la firma Maison Mesa, ha sido el invitado de excepción y encargado de abrir los desfiles bajo la cúpula acristalada del IED. «He sido profesor de la escuela durante seis años, y me hace una ilusión especial que hayan pensado en mí y volver a desfilar aquí», comenta a Efe poco antes del desfile.
La vinculación de Mesa con Latinoamérica y su moda ha sido dilatada y su participación viene determinada por su interés en «fusionar culturas. Algo que siempre enriquece». El diseñador presentó de manera reducida la última colección que dio a conocer en Mercedes-Benz Fashion Week Madrid.
Con treinta años de creación entre sus manos, Eddie Guerrero se muestra orgulloso de participar en una pasarela que dará a conocer su trabajo en España y en Europa donde «creo que tengo mercado», aseguró convencido, mostrando piezas excelentemente cosidas, inspiradas en dos obras del pintor Gustav Klimt, «El beso» y «Retrato de Adele».
Precisamente, este último es el estampado interior de un «trech» de seda en oro, además de vestidos mini y mallas ajustadas con el mismo dibujo. La colección primavera-verano 2020 del diseñador de Puerto Rico incluye piezas cortas, «shorts» y vestidos de fiesta en chiffón de seda, «prendas muy ponibles para una mujer sofisticada, que abarca una franja de edad muy amplia».
Lisa Thon, también de Puerto Rico, apostó por piezas divertidas en una colección, «Spanish Lullaby», «de inspiración muy española» donde no falta una falda de vuelo con lunares, o flores de seda confeccionadas a mano «para una mujer moderna que no renuncia a la artesanía».
La enorme gama de minerales y de colores de Chile llega transformada en diseños de costura de la mano de Vedelina Donoso Sfeir. «Alta costura que trasladamos a vestidos de cóctel y de fiesta», indica.
Donoso presentó su buen hacer en prendas que desarrollaban técnicas de diseño minuciosas como el origami, el «moulage» o el bordado Lunéville con pequeñas gemas como el cuarzo la pirita, el hierro o el bronce. Diseños que se ciñen al cuerpo con corsés que realzan la figura.
Para la colombiana Juliana Morales, Madrid supone el estreno de sus diseños sobre una pasarela, a pesar de que presenta su tercera colección. «Es muy especial presentar en Europa», señaló mientras mostraba una colección inspirada en Asia, en su vegetación y sus animales, pero confeccionada al completo en Colombia.
Moda baño para toda la familia, que complementa con una colección de joyas bañadas en oro, algunas de ellas vinculadas al proyecto social «Tejiendo libertad», pulseras tejidas por presos de la cárcel «La Modelo», un trabajo por el que «se les descuenta pena».
La moda sostenible, el comercio justo y los proyectos sociales son la base de la colección de la nicaragüense Yaosca Jiménez, quien explica que «se trata de preservar a la madre tierra».
Motivo por el que los complementos de su colección están realizados con piezas de móviles o microondas, bañadas en oro que proviene de comercio justo y «cero impacto ambiental», y que aderezan vestidos de colores intensos en «algodón orgánico procedente de África». Parte de los ingresos de la venta de la colección van destinada a la reforestación de reservas naturales del Pacífico.
Una propuesta llena de color y artesanía realizada a partir de telas indígenas de la cultura panameña y centroamericana es la que ha subido a la pasarela Annie Chajín, que ha sabido ver en la tradición de la cultura Guna una oportunidad para unir diseño y reciclaje en la confección.
La Pasarela Latinoamericana convirtió Madrid en la capital de la moda Latinoamericana y según su director, Alejandro Medrano, «hemos superado las expectativas», señaló al finalizar los desfiles.