Bell Gardens (CA), 2 oct (EFEUSA).- El aula comienza a llenarse poco antes de las 9. Algunos alumnos susurran, otros se sientan en silencio. El profesor, mientras, prepara el proyector, pero en este instituto de Bell Gardens (California) la primera clase del día no es de ciencia o literatura: hoy van a estudiar una escena de «E.T.»
Enseñar a jóvenes latinos cómo se hace una película y animarles a que encuentren sus propias voces son dos objetivos del Youth Cinema Project (YCP), un programa impulsado por Los Angeles Latino Film Festival (LALIFF) y que lleva la magia y los secretos del cine a las escuelas e institutos de California.
«Este programa enseña a los niños cómo crear películas, compartir sus voces, construir la confianza en uno mismo y todas estas diferentes habilidades en el proceso (…) Va de colaboración, trabajo en equipo y convertirse en mejores narradores», dijo a Efe Osahon Tongo, cineasta y uno de los mentores de YCP.
En Bell Gardens, una ciudad al sureste de Los Ángeles donde el 95 % de sus 42.000 habitantes son hispanos, el instituto Bell Gardens High School es uno de los centros públicos donde YCP ha situado al cine dentro de la formación educativa.
Efe asistió a una de esas clases, que comenzó con los jóvenes viendo una escena del clásico de Steven Spielberg «E.T. the Extra-Terrestrial» (1982).
A partir de ahí, los dos mentores de YCP explicaron las diferencias entre una novela y un guion cinematográfico ya que, todavía a principio de curso, los estudiantes están aún esbozando ideas y escribiendo sus filmes.
«Les guiaremos a través de todos los pasos para crear una cinta», afirmó Tongo sobre este curso que, a lo largo de un año, les enseña a escribir un guion, contar una historia, organizar un equipo y el rodaje, y grabar y montar una película.
Uno de los puntos clave de YCP es el apoyo a las minorías, especialmente a los latinos, para que tengan presencia en el mundo audiovisual, una industria que sigue siendo todavía mayoritariamente blanca, masculina y heterosexual.
Tania Ramírez, de 17 años, es una joven hispana que ya dirigió una cinta en YCP el año pasado.
«La película que hice se llama ‘Quarterback’. Trata de una muchacha inteligente y un muchacho que la estaba usando para pasar sus clases (…) Ella se da cuenta y luego le enseña materiales malos para que él falle su examen», explicó entre risas.
«No vemos tanta gente latina y todo eso en la tele. Yo soy latina, fui la directora y escribí mi película, también tuve actores latinos, y fue muy bien. Eso me encanta: le enseña a la comunidad, la gente y el mundo que nosotros también podemos hacer esto», añadió.
Primero como mentora y ahora ya como mánager de YCP, Erika Sabel Flores se enamoró de este proyecto educativo que, explicó, está «en escuelas que normalmente no tienen acceso a este tipo de programas».
«Todos me hacen burla porque soy asistente de dirección: soy dura y voy por el mundo dando órdenes (ríe). Pero la primera vez que participé en YCP, se me derritió el corazón», admitió.
«Ver cómo los niños se transformaban desde el primer día, que estaban tímidos y les preguntabas cuál era su historia y te contestaban ‘no sé’… Y al final, estar en el cine sentados viendo las películas que crearon desde el principio, nada más ver la emoción y las caras (…) es una cosa bastante fuerte», agregó.
La gestora de YCP indicó que el año pasado crearon 120 películas entre todas las escuelas, y que este año tienen casi medio centenar de clases desde cuarto grado de elemental (9-10 años) hasta el último de instituto (17-18).
También ensalzó la creatividad que muestran los alumnos y, por ejemplo, mencionó una alocada película sobre «unos zombis vegetarianos».
«Muchas historias tienen que ver con sus familias, los barrios en los que crecen, pero lo que nos impresiona es que la juventud ahorita está involucrada en las cosas del país a un nivel que es impresionante. Están escribiendo historias de política, del medioambiente, de cosas de reforma social y justicia…», enumeró.
En este sentido, Tongo, de origen nigeriano, subrayó que YCP también amplía los horizontes de unos jóvenes de familias humildes que quizá nunca soñarían con trabajar en el cine.
«Como inmigrante, mis padres me decían: ‘Sé un abogado, un doctor, trabaja muy duro…’. Así que presentarles a los estudiantes a cineastas talentosos y tener un canal a los diferentes trabajos en el set, les abre un mundo completamente nuevo», finalizó.