México, 8 oct (EFE).- El museo Soumaya, de la fundación del magnate Carlos Slim, exhibe desde este martes en la capital mexicana 1.521 piezas en una exposición que abarca 20 siglos de arte en México, siendo el testimonio de distintos lenguajes estéticos y tradiciones.
Desde vetustas monedas y billetes, textos originales -algunos incluso firmados con sangre- de sor Juana Inés de la Cruz, pasando por murales de David Alfaro Siqueiros o Diego Rivera, las distintas expresiones artísticas de la mexicanidad se abren en canal en «20 siglos de arte en México».
A priori inabarcable, la exposición puede desmenuzarse en distintos temas como el barroco, la comida, la maternidad, los retratos o la muerte.
Según dijo a Efe el director del museo, Alfonso Miranda, la exposición es un «recorrido estético nacional de un profundo amor por México» que trata de «tender puentes de entendimiento a todas latitudes y todos los mexicanos»
En ese sentido, el espectador transita «desde un pasado mesoamericano» con representaciones pictóricas como «Amor indio», de Jesús de la Helguera, en la que una pareja de indígenas emula una piedad, hasta las calcas del desaparecido mural de Diego Rivera «Pesadilla de guerra, sueño de paz», de una inmensidad que apabulla.
Miranda destacó que, de las piezas exhibidas, un 25 % de ellas no se habían expuesto todavía.
De las 1.521 piezas que resguarda el majestuoso y moderno museo, 122 son billetes y 681 son monedas, incluyendo centenarios de oro o columnarios.
En ocasiones, la mexicanidad se muestra estereotipada, con modelos reconocibles como la patria, una mujer defensora del país que siempre porta en sus manos una ondeante bandera tricolor.
En ese bloque destaca la obra «Oh! patria mía» (1963), de Jesús de la Helguera.
Pero la mujer también está presente de otras formas, como por ejemplo en forma de vasijas antropomorfas que representan ritos de fertilidad.
En la exposición también hay algunas piezas de artesanía maya como vasijas con formas humanas o cucharas que eran utilizadas, según dijo el curador, para recoger el rocío al amanecer.
LA COMIDA Y LA MUERTE, SÍMBOLOS IMPRESCINDIBLES
La mexicanidad no se puede entender sin pensar en el culto que se le tiene a la comida y a la muerte en el país, por lo que la exposición presenta algunas piezas que dan buena cuenta de ello.
En el caso de la comida, 11 cuadros de José Agustín Arrieta ilustran de forma algo sombría distintas mesas de comedor del siglo XIX.
En ellas se ven melocotones, zanahorias, maíz y bebidas ancestrales como el pulque que se entremezclan con detalles grotescos como una cabeza de borrego -animal esencial en la barbacoa mexicana- o de cerdo.
En el caso de la muerte, destacan algunos cuadros como «Retrato de niña viva, niña muerta» de Siqueiros.
La idea central según el director del museo era representar mediante distintas piezas que México no es un país que se ríe de la muerte por falta de respeto, sino por nerviosismo, por sobrecogimiento, por temor o terror, apuntó.
EL DRAMA MIGRATORIO Y LOS PRESOS POLÍTICOS
De acuerdo con Miranda, algunas piezas de la exposición están pensadas para hacer reflexionar al espectador, a través de una retrospección, sobre algunos de los conflictos que vive el mundo actual de los cuales México no está exento, como los presos políticos o el drama migratorio.
Obras como «El padre de la primera víctima de la huelga de Cananea», de Siqueiros, quien tuvo que exiliarse por tener pensamientos distintos al régimen mexicano de la época, es un claro recordatorio a ojos del curador de lo que implica haber tenido presos políticos y seguir teniéndolos.
Muy cercana a esa obra, se sitúa el «Manifiesto a la Nación», documento escrito en 1910 por el presidente Francisco I. Madero (1911-1913).
El texto deja en claro una de las máximas de la Constitución mexicana, la de la no reelección, tema que en los últimos meses ha estado en boca de muchos con la llegada al poder del actual gobierno el pasado 1 de diciembre de 2018, encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Además de esto, según dijo Miranda, la migración está presente en la exposición al recordar con algunas piezas que fueron repatriadas al país que «México es una nación de migrantes».
«Cuando estas piezas a través de un programa de repatriación regresan al territorio nacional nos compromete a decir qué está pasando con los movimientos de una frontera sur muy compleja y de una frontera norte que trata de defenderse», explicó.
1.521 PIEZAS, UN NÚMERO CON SIGNIFICADO
No se eligieron 1.521 piezas por casualidad, es un número simbólico pues en el año 1521 es cuando finaliza la conquista de México por parte de los españoles y marca el nacimiento de la Nueva España, que siglos después se convertiría en el país que hoy es México.
«Son 1.521 piezas, un número por supuesto simbólico que refrenda el entendimiento con un proceso de conquista de 500 años y que busca conciliación con los diferentes Méxicos que tenemos», aseguró.
La exposición permanecerá abierta al público indefinidamente, esperando ver qué acogida le dan los mexicanos.