México, 16 oct (EFE).- Una nueva masacre en menos de 48 horas, esta vez en un choque armado que dejó 14 presuntos sicarios y un militar muertos en Guerrero, refleja el control del crimen organizado en ciertas regiones de México y pone en duda el actuar de las fuerzas de seguridad.
Este martes en la noche, México se tiñó de nuevo de sangre con un cruento choque armado en Tepochica, una comunidad del sureño estado de Guerrero vecina de la ciudad de Iguala, trágicamente recordada por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en septiembre de 2014.
Los militares atendían una llamada de emergencia recibida en el teléfono 911 y cuando se dirigían al lugar los civiles armados lanzaron la agresión, la cual los soldados respondieron.
Cuestionado en la conferencia matutina desde Palacio Nacional, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que los militares repelieron un ataque.
«Le disparan a un cabo que va adelante con ametralladora, el que va encabezando el convoy, y lo hieren, él es el que al final pierde la vida; y él con la ametralladora, todavía herido, dispara y le quita la vida a los agresores», apuntó el mandatario, en un discursos en el que prácticamente dibujó como un héroe al elemento caído.
Este mismo miércoles, la Fiscalía General del estado de Guerrero emitió un informe donde daba recuento de la arsenal incautado a estos presuntos sicarios. La cantidad de armamento impresionaba, con decenas de armas largas, granadas y miles de cartuchos.
DUDAS SOBRE LA VERSIÓN OFICIAL
No obstante, pronto surgieron dudas sobre el actuar de las fuerzas de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en un país donde en varias ocasiones se ha cuestionado el respeto de los derechos humanos de las fuerzas de seguridad.
Entre varios casos, sobresale el de Tlatlaya, donde militares ejecutaron a 15 de los 22 muertos hallados en el suelo de la bodega el 30 de junio de 2014, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Dio la fatídica casualidad que el lunes otra matanza tuvo lugar en el oriental estado de Michoacán, cuando 13 policías estatales fueron asesinados en el municipio de Aguililla, en la región de Tierra Caliente.
«Tiene toda la lectura de una revancha. Y es preocupante porque estamos hablando que entonces no hay disciplina en las fuerzas federales», dijo este miércoles a Efe el experto en seguridad y profesor de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey Juan Carlos Montero.
Esta misma pregunta se la hicieron en la conferencia matutina a López Obrador, que pronto salió en defensa de las Fuerzas Armadas.
El líder del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Moreno) fue claro: «Descarto completamente» (que sea una revancha), apuntó.
«Nosotros no vamos a permitir eso, el que se aplique la ley del Talión, el diente por diente y el ojo por ojo, porque -lo he dicho en otras ocasiones, lo repito ahora- nos quedaríamos chimuelos (sin dientes) todos, o tuertos. No creo en eso», remarcó.
LA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD SIN TODAVÍA RESULTADOS
Este suceso exhibe las flaquezas de una estrategia de seguridad que todavía no ha dado resultados.
López Obrador, que todavía este miércoles se mostró «optimista» en lograr la «pacificación» de México, ha creado la Guardia Nacional, un cuerpo policial-militar que ha de tener 140.000 efectivos en 2021 y busca llegar a todo el país para garantizar seguridad a la vez que respeta los derechos humanos.
Además, también apuesta por atender a las «causas» que originan la ola de violencia, imparable desde hace años tal y como reflejan las cifras de enero a agosto de este 2019, 23.063 asesinatos en todo el país.
«No está dando resultados aun pero es muy pronto para decirlo. (…) Todavía no se tiene el reclutamiento ni la dispersión territorial suficiente», consideró Montero, quien criticó también que la estrategia, por el momento, es parecida a la de gobiernos anteriores, quienes impulsaron el combate frontal -la llamada Guerra contar el narcotráfico- hace más de una década.
Además, para el analista en seguridad también falta eficacia por parte de los gobiernos municipales y estatales.
En tanto, hoy Tepochica amaneció en calma. Según constató Efe, el pueblo ha recuperado su relativa normalidad, pese a que restos de sangres continúan presentes en el asfalto en el lugar de la tragedia.
De forma extraoficial, parece que la región está siendo peleada por el cártel Guerreros Unidos y una escisión del mismo.