México, 18 oct (EFE).- Las políticas migratorias minan la salud física y mental de los migrantes atrapados en la frontera norte, zona que además no tiene ningún tipo de capacidad para prestar asistencia humanitaria, alertó este viernes la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF).
En un comunicado, Anayeli Flores, responsable de Apoyo Social de MSF en la ciudad mexicana de Reynosa, fronteriza con Estados Unidos, detalló que el albergue de dicha ciudad ha hospedado a unas 400 personas que llegan en un grado alto de vulnerabilidad tras enfrentar los peligros de la ruta hacia el norte.
Explicó que las personas tienen que padecer situaciones como secuestro, extorsión, violencia sexual, transportes inseguros «y graves afectaciones en su salud física y mental».
Reveló que entre junio de 2018 y junio de 2019, 45 % de los 2.315 pacientes de salud mental atendidos por MSF en Reynosa y Matamoros, también fronteriza con Estados Unidos, manifestaron haber sido víctimas de algún tipo de violencia durante la ruta migratoria.
De ese 45 %, el 33 % aseguró haber sido agredido físicamente y el 19 % sufrió violencia sexual.
A eso además hay que sumarle el perfil del deportado «que de repente se encuentran en la frontera sin lazos sociales o familiares en México, muchos con problemas de salud crónicos», señaló Carol Bottger, coordinadora médica de MSF en México.
La organización destacó que desde que el Gobierno de Estados Unidos implementó la política de «medición» que limita las solicitudes diarias de asilo, muchos migrantes deben permanecer en lugares peligrosos donde están expuestos a padecer maltratos y violaciones a sus derechos humanos.
Dentro de los maltratos que sufren las personas en estos centros están las afecciones médicas que van complicándose por no recibir atención médica oportuna.
«Lo que expresa la mayoría son malos tratos, discriminación, sobre todo, y que sus peticiones no son escuchadas «, aseguró Nora Valdivia, psicóloga de MSF en Reynosa.
La mayoría de los casos, dijo, son de enfermedades respiratorias o gastrointestinales que pueden estar causadas por su el hacinamiento que vivieron en los centros de detención antes de ser deportados.
MSF afirmó que esta dinámica migratoria «impuesta por unas políticas inhumanas que exponen cada vez más a las personas a la inseguridad y la falta de atención humanitaria es inaceptable».
Asimismo, hizo un llamado a los Gobiernos de México y Estados Unidos a frenar la ejecución de políticas migratorias que ponen en riesgo la vida de las personas.
Además pidió implementar medidas que protejan y garanticen la asistencia humanitaria para encarar las consecuencias que incrementan el sufrimiento de miles de personas que huyen de sus países y ponen en riesgo sus vidas.
Desde octubre de 2018 se registró un fuerte aumento del flujo de migrantes, en su mayoría centroamericanos, que llegan a México desde Guatemala con el objetivo de llegar a Estados Unidos.
A principios de junio pasado, Estados Unidos y México llegaron a un acuerdo migratorio que evitó que el primer país impusiera aranceles a todos los productos provenientes del segundo.
A raíz de ello, México envió a las fronteras norte y sur a la Guardia Nacional, lo que ha provocado en estos meses una reducción de cerca del 60 % del flujo migratorio.