México, 26 oct (EFE).- A falta de una semana para la celebración del Día de Muertos, miles de personas desfilaron este sábado por Ciudad de México caracterizadas con rostros calavéricos para recibir a los difuntos que llegarán durante esta festividad mexicana.
A lo largo del céntrico Paseo de la Reforma, decenas de agrupaciones culturales, regionales o de barrios de la capital caminaron, bailaron y cantaron con elaborados maquillajes y coloridos vestidos en representación de la muerte.
Las mujeres calavéricas, conocidas como catrinas, son el icono más popular del Día de Muertos, el cual fue creado en 1912 por el grabador mexicano Juan José Posada, aunque fue el muralista Diego Rivera quien lo bautizó y popularizó.
Durante la Mega Procesión de las Catrinas, cuyo recorrido finalizaba en la céntrica plaza del Zócalo, se vieron catrinas de lo más imaginarias que iban más allá de los vestidos de gala, sombreros de ala ancha y estolas de pluma tradicionales.
Mientras algunas iban vestidas de metaleras, otras se inspiraron en el universo steampunk, la moda rockabilly o en la cultura de cada uno de los 32 estados de la República mexicana.
También hubo quien quiso recordar con un rostro calavérico al líder revolucionario mexicano Emiliano Zapata en el centenario de su muerte, al cantante Elvis Presley o a los personajes de la película «Coco», que hace dos años popularizó en todo el mundo el Día de Muertos mexicano.
A lo largo del recorrido, 200 maquilladores pintaban calaveras en los rostros de los asistentes a la marcha, muchos de ellos niños ilusionados por ver a las catrinas que les repartían caramelos.
Desde que se inauguró este desfile hace cuatro años, Ariana acude cada año porque es una forma de mantener vivas las tradiciones más mexicanas.
«Se dieron cuenta de que muchos extranjeros veían lo que nosotros no veíamos: retomar lo nuestro. Estamos volteando a ver lo que de verdad nos gusta, nuestras tradiciones», contó a Efe.
Ivonne se expresó satisfecha con que cada año se congregue más gente en el desfile apagando así el temor de que se pueda perder esta manera tan mexicana de entender la muerte y que a veces cuesta de entender a los extranjeros.
«Los mexicanos nos burlamos mucho de la muerte. Recibimos a la muerte con una fiesta para que los difuntos y seres queridos vengan a visitarnos», explicó a Efe sobre el Día de Muertos, que se celebra el 1 y 2 de noviembre.
Aunque admitió que no siempre es fácil ante la ola de violencia que sufre el país, donde han asesinado a 25.890 personas en lo que va de año: «Está muy feo escuchar muertos por todos lados», lamentó.
Juan José Posada creó este icono calavérico para criticar a las empleadas domésticas que deseaban verse y vestirse como las damas adineradas de la época postrevolucionaria en Ciudad de México.
La calavera es retratada del pecho hacia arriba con una expresión de felicidad en el rostro y ataviada con un amplio sombrero adornado con plumas y flores.
Pero fue Diego Rivera quien popularizó a la Catrina al incluirla en el centro de su famoso mural «Sueño de una tarde dominical en la Alameda central», en el que retrató a la muerte como una mujer elegante de la alta sociedad.
Según la tradición del Día de Muertos, de raíces prehispánicas, durante la noche del 2 de noviembre las almas de los difuntos abandonan temporalmente el mundo de los muertos para abrazar a sus seres queridos vivos.
Por eso, desde días antes, los mexicanos depositan en sus casas pétalos naranjas de cempasúchil para guiar a los muertos y montan ofrendas en las que recuerdan con fotografías a los difuntos, a quienes preparan su comida favorita para que puedan disfrutar de su regreso.
Eduard Ribas i Admetlla