Aguascalientes.- Estudios realizados por especialistas confirman que cuando menos la mitad de los niños y adolescentes que cursan la primaria, secundaria y el bachillerato sufre violencia -que va desde las burlas hasta las agresiones de todo tipo- a manos de sus compañeros de salón y de plantel.
Este dato confirma que el bullying, lejos de desaparecer o de controlarse, se arraiga cada vez más en las escuelas, pues tanto los directivos de los planteles como los maestros sólo se limitan a atender por encimita el problema.
Si ese problema (acoso y comportamiento violento) es delicado, resulta más delicado conocer las consecuencias a las que un escolar víctima de bullying puede llegar, toda vez que ese tipo de violencia llega a asociarse directamente con la ideación y el suicidio.
En ocasiones, el maltrato entre los escolares se da por la discriminación hacia alguna característica personal o familiar, ya sea religión, orientación sexual o por la condición económica.
Sobre el particular, el doctor Héctor Grijalva Tamayo aseguró que en el ámbito escolar el hostigamiento toma diferentes formas: físico, verbal o social, siendo el más fácil de detectar el del maltrato físico, porque es claramente observable, mientras que el verbal y el social se dan de manera más solapada, por lo que su detección es más difícil, porque también las víctimas no lo reconocen ni lo dicen abiertamente, porque saben que eso puede ser todavía contraproducente para ellos.
El problema del acoso, conocido ahora principalmente como bullying, si bien es cierto que ha existido desde tiempos inmemoriales entre los escolares, ahora se tiene la agravante de que se ha recrudecido e incluso se ha tornado más severo y en no pocas ocasiones violento, al grado de que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, constituye ya la primera causa de suicidio adolescente.
En ese sentido y según datos globales de Unicef, se estima que la mitad de los adolescentes sufre violencia en las escuelas, principalmente de parte de los compañeros de clase y también de jóvenes que deambulan en las inmediaciones de las escuelas con la intención de intimidar y de atracar a los escolares.