México, 5 sep (EFE).- El expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos, recordó este jueves que las FARC dejaron de existir y la facción que decidió retomar las armas forma una banda criminal que busca evitar la justicia, en los casos de Iván Márquez y Jesús Santrich.
«Por más ropaje político que quieran ponerse, nadie los va a reconocer como interlocutores políticos porque las FARC dejaron de existir; los comandantes que representan al 90 por ciento de los guerrilleros que se quedaron en el proceso están diciendo, no tienen nada que ver con nosotros», comentó Santos a Efe.
En entrevista con Efe, el premio Nobel de la Paz del 2016, recordó que Márquez y Santrich, dos de los tres líderes del grupo que anunció la semana pasada el regreso a las armas, son traidores al proceso y lo hicieron por razones personales o por lucro.
«Por lucro, por narcotráfico o para evitar la justicia en los casos de Márquez y de Santrich porque sabían que el sobrino de Márquez, en manos de las autoridades norteamericanas los estaba delatando», dijo al explicar las causas del anuncio de los antiguos guerrilleros de revivir un movimiento que operará clandestino.
Santos hizo un análisis del proceso de paz que terminó con la desmovilización de las FARC en el 2017 y señaló que la puesta en escena del acuerdo va por buen camino, a pesar de las dificultades normales de algo tan difícil como una reconciliación después de 54 años de guerra.
«Un proceso de paz que tiene demasiadas aristas con un tiempo largo para que se consolide pero soy optimista de que lo que hicimos no tiene reversa legalmente, internacionalmente y políticamente en el país», aseveró.
Para el mandatario colombiano entre 2010 y 2018 es una buena señal que los miembros más activos de lo que fueron las FARC como Timoleón Jiménez (Timochenko), Carlos Antonio Losada, Pastor Alape y Pablo Catatumbo, se hayan mantenido firmes en favor de la paz.
«Eso es una buena noticia y por eso lo que hemos visto es que el país con algunas excepciones opina que la mejor forma de desestimar lo que pasó (la vuelta a las armas por un grupo) es seguir cumpliendo o acelerar el cumplimiento de los acuerdos», agregó.
Al referirse a sus críticos, el político explicó que como ministro de Defensa y luego como presidente hizo lo que pensó era lo correcto, así fuera impopular y lo volvería a hacer
«¿A qué costo? El costo de la paz es alto, es más difícil hacer la paz que la guerra pero el costo es siempre menor que continuar la guerra», indicó.
Santos está en México en coincidencia con la publicación por el sello editorial Planeta de su libro «La batalla por la paz», un relato completo acerca del difícil camino para terminar el conflicto con las FARC, la guerrilla más antigua del mundo.
El libro de 589 páginas detalla el proceso desde sus inicios y en él Santos recrea la idea de que no tiene enemigos, sino adversarios, aunque los combatió con energía mientras no se sentaron a conversar.
«Me tocó ser exitoso haciendo la guerra, me llamaban el verdugo de las FARC. Bajo mi mandato y bajo mi ministerio fue cuando se le dieron los golpes más contundentes a las FARC y eso fue deliberado porque una de las condiciones necesarias para un buen proceso de paz era llevarlos a la mesa de negociación convencidos de que ese era el camino correcto. De otra forma nunca iban a negociar», reiteró.
Sobre el plebiscito con el que intentó que los colombianos avalaran su lucha por la paz y recibió una negativa, reconoció que subestimó el poder de la mentira de sus adversarios, lo cual le causó la derrota, pero al final el no a su propuesta fue un triunfo.
«Yo pienso que al final fue mejor porque logramos mejorar muchas cosas (en el acuerdo) que no habían resultado suficiente claras. No hay mal que por bien no venga, quedamos mejor que antes», concluyó.