Sao Paulo, 7 sep (EFE).- Programar arte en el crispado Brasil de Jair Bolsonaro. Ese es el desafío del portugués Joao Fernandes, quien optó por salir de su zona de confort como subdirector del Reina Sofía de Madrid para embarcarse en la dirección artística del Instituto Moreira Salles (IMS), que atesora uno de los principales acervos culturales del país.
Artífice de la consolidación del museo madrileño como uno de los más visitados del mundo durante sus siete años de trabajo (2012-2019), Fernandes (Bragança, 1964) no lleva ni un mes en Brasil y no ha parado de responder la misma pregunta a nativos y extranjeros: «¿Por qué viniste a Brasil justo ahora?».
«Las dificultades que actualmente hay en Brasil no disuaden, sino que traen una responsabilidad, una gran expectativa. Estoy perfectamente consciente de que Brasil no es para aficionados y, en cierta forma, el objetivo es construir esperanza», dijo a EFE en una entrevista en la sede del IMS en Sao Paulo.
Desde que Bolsonaro asumió la presidencia el pasado 1 de enero, sus críticas contra el sector de la cultura y la educación han sido recurrentes. El capitán de la reserva del Ejército considera que ambas áreas están en manos de la izquierda. Y en algunos casos ha pasado de las palabras a los actos, como en el corte de subvenciones de la agencia pública de promoción del cine brasileño Ancine.
«El arte invita a huir de los estereotipos, a pensar cada uno por sí mismo y al mismo tiempo estar en conjunto con los otros, confrontando las diferencias», sostuvo Fernandes, cuyo prestigio como director se cimentó en el Serralves de Oporto -entre 2003 y 2012-, museo portugués al que colocó en el panorama internacional.
Para el luso, situado entre los 100 profesionales más influyentes del mundo del arte, según la revista especializada «Art Review», Brasil es «un país que ha logrado sobrevivir a situaciones difíciles, a toda una historia colonial, a toda una historia de esclavitud», además de un reciente periodo dictatorial (1964-1985).
Y a pesar de ello siempre manifestó «resistencia, coraje y esa capacidad única de mantener la alegría en la mayor de las tristezas». Para Fernandes, el samba representa ese espíritu en un país que congenia como pocos «la cultura erudita y popular».
El nuevo director del IMS tendrá a su disposición uno de los más ricos acervos culturales y artísticos del gigante sudamericano perteneciente a la familia Moreira Salles, considerados los mecenas más relevantes de Brasil y dueños del gigante financiero Itaú.
Colecciones como las de escritores como Clarice Lispector (1920-1977), Carolina de Jesús (1941-1977), Carlos Drummond de Andrade (1902-1977), la música de Pixinguinha (1897-1973) y varios tesoros de la fotografía brasileña figuran entre las joyas de la corona del IMS, que tiene sedes en Sao Paulo, Río de Janeiro y la localidad de Poço de Caldas (sureste), donde los Moreira Salles tienen lazos familiares.
Según Fernandes, la colección del IMS le permitirá seguir con su labor de confrontar «la historia del arte, la historia de la cultura y la historia propiamente dicha», inspirado en lo que desarrolló en su estancia en el Reina Sofía.
«Aquella fue una experiencia de trabajo fascinante, desarrollado a lo largo de siete años (…) construí una identidad en el contexto museológico internacional que cruza una visión de la historia del arte con una visión de la historia propiamente», recordó.
El sucesor del italiano Lorenzo Mammi al frente del IMS quiere marcar un estilo «en un momento que no es fácil para el país», pero en el que precisamente la cultura y el arte «son utensilios muy importantes».
Del legado que desea dejar en el Moreira Salles, Fernandes cita la implantación de programaciones «expandidas» en las que confluyan la fotografía, artes visuales, cine, iconografía e historia de Brasil.
Su objetivo es «crear una consciencia crítica y una posibilidad emancipadora en las propias personas a través de las obras de arte».
Por Antonio Torres del Cerro