México, 9 sep (EFE).- Mediante un trabajo artesanal hecho con esmero, una empresa mexicana produce banderas nacionales ante la creciente amenaza de los fabricantes chinos, que buscan una porción de este mercado a punto de celebrarse el Día de la Independencia, el 16 de septiembre.
La Principal se fundó en 1907 y, además de banderas mexicanas, produce y vende otros artículos que se consumen sobre todo en los meses de febrero, por el Día de la Bandera, y en septiembre, cuando se festeja la independencia del país, un proceso que arrancó en 1810 y culminó en 1821.
Como una mera coincidencia, este empresa con más de un siglo de historia y que privilegia el trabajo artesanal, hecho a mano, produce las banderas en el barrio chino de Ciudad de México, en el centro histórico, donde se alojan sus oficinas y su taller.
En entrevista este lunes con Efe, Eduardo Castañeda, director de la empresa y bisnieto del fundador, explica que los productores chinos «tienen un tope» de fabricación, que son banderas de 0,90 metros de ancho por 1,58 metros de largo, por lo que «no pueden fabricar banderas monumentales».
Castañeda dice que los chinos «prefieren fabricar y vender 10.000 banderitas (muchas de estas las ofrecen vendedores ambulantes en toda la capital mexicana) que fabricar una monumental que llega a pesar hasta 350 kilogramos».
Para contrarrestar esa competencia, la fábrica mexicana tiene en el trabajo artesanal, hecho a mano, una ventaja que sigue explotando a pesar de los avances tecnológicos, con cinco personas que trabajan en la fábrica y unos 25 artesanos que colaboran desde sus casas.
«Nosotros no hemos querido industrializar el proceso», contó el directivo.
Castañeda contó que no es lo mismo fabricar una bandera impresa como las que ofrecen miles de vendedores en México, «con materiales económicos», que elaborar una «oficial para un acto protocolario» que requiere cierto tipo de telas y medidas y cuyo símbolo central «puede ser pintado o bordado a mano».
Pero a pesar de la competencia desleal y otros factores, Castañeda asegura que para su empresa «sí es negocio» la fabricación de banderas, aunque el mercado sufre horas bajas por la falta de identidad de los mexicanos.
«Como mexicanos, si el presidente no me gusta, sea del partido político que sea, dejamos de consumir, de comprar la bandera. Porque el mexicano se ‘pelea’ con ese símbolo patrio», expuso.
Además contó que con el paso de los años los mexicanos han perdido el sentido nacionalista y han relegado la bandera mexicana y la han dejado con una cosa secundaria en su vida diaria.
«Antes, las familias conservaban un lugar especial para su bandera, de cualquier tamaño. Pero actualmente ninguna casa o muy pocas casas conservan la bandera en la sala o el comedor como parte de su decoración», apunta el empresario, quien ha tenido que ser creativo para que la empresa siga generando recursos.
En ese sentido, una área en la que destaca la empresa es en la fabricación de bandas presidenciales, ese símbolo que portan los presidente de México en actos oficiales como en un informe presidencial o en los actos conmemorativos del Día de la Independencia.
Recuerda que antes de la presidencia de Miguel de la Madrid (1982-1988) la empresa era la única que confeccionaba ese símbolo patrio, pero posteriormente los secretarios de Estado, intentando «quedar bien» con el presidente, la «encargaban» a varios talleres para regalarla al mandatario.
Castañeda explica que la técnica bajo la que se elaboran las bandas es la del bordado en canutillo de oro francés.
«Y todo el bordado es a mano y nada se hace a máquina, es la misma técnica con la que se hacen los trajes de luces de los toreros o los trajes de los charros», puntualiza.
Sobre la empresa, el directivo relató que su bisabuelo, Marciano Rodríguez Mederos, la inició como una fábrica de uniformes militares en la época de la Revolución Mexicana y le vendía tanto al Ejército mexicano como a los contrarios.
Pero con el paso de los años, cambió el giro del negocio ya que el Ejército mexicano abrió sus propias fábricas de uniformes y banderas además de que se creó una norma para el uso de símbolos patrios, lo cual generó una baja en las ventas.
Pero a pesar del paso del tiempo y los vaivenes del mercado, la empresa ha seguido su camino y entre sus clientes se encuentran la Asamblea Legislativa (el Congreso local) de la Ciudad de México y el Congreso del norteño estado de Durango, recintos a los que les confeccionan las banderas, entre otros.
Este año en México se celebra el 209 aniversario de la gesta independentista iniciada por el cura Miguel Hidalgo la noche del 15 de septiembre de 1810, en el pueblo de Dolores del céntrico estado de Guanajuato.
El llamado Grito de Independencia lo da el presidente en turno a las 23.00 horas local del 15 de septiembre (04.00 GMT del día 16) desde un balcón del Palacio Nacional a la multitud congregada en el Zócalo de la capital mexicana.
De la misma manera, lo hacen autoridades menores en la mayoría de la plazas públicas de los más de 2.450 municipios que hay en México.
«¡Mexicanos!, ¡Viva la independencia nacional!, ¡Vivan los héroes que nos dieron patria y libertad!, ¡Viva Hidalgo!, ¡Viva Morelos!, ¡Viva Allende!, ¡Viva la Corregidora!, ¡Viva Aldama!, ¡Viva Guerrero!», gritan las autoridades.
«¡Viva!», responden los asistentes al tiempo que agitan banderas tricolores.