La Paz (México), 9 sep (EFE).- La activista alemana Marisa de Pablo finalizó este lunes en la ciudad mexicana de La Paz una caminata de más de 1.200 kilómetros a través de la Península de Baja California para concienciar contra el abuso sexual.
De Pablo, de 32 años de edad, llegó a La Paz, capital del estado de Baja California Sur, luego de un recorrido que inició el pasado 20 de junio en la fronteriza ciudad de Tijuana, estado de Baja California.
El único objetivo de esta caminata ha sido crear conciencia en contra de la violencia sexual, dado que ella fue víctima de una agresión de este tipo cuando tenía 16 años de edad, explicó a Efe al recordar que salió de su país tras diez años de mantener en secreto el abuso.
«Más que nada, demostrarme a mí misma que puedo seguir adelante después de una violación y ese es el mensaje que quiero enviar a todas las víctimas que han sufrido de abuso sexual», dijo la activista.
En su camino por México solo lleva una pequeña mochila sobre sus hombros, además de unos lentes, un sombrero y algunas gorras para protegerse de los intensos rayos del sol. A sus espaldas lleva un cartel que dice «Caminata en Contra del Abuso Sexual».
Su trayectoria por sierra, playa, valles y desierto hasta llegar a La Paz fue complicada, sobre todo con la alimentación, aunque siempre tiene una sonrisa para quienes la saludan sobre la carretera.
«En San Quintín se acabó el dinero para comprar comida; una experiencia sumamente difícil pero que se valora porque de verdad este viaje ha enseñado muchísimas cosas y se tuvo mucho espacio para crecer, para decirlo en palabras bonitas» agregó.
La activista hizo el viaje acompañada por un amigo que conoció a través de redes sociales y quien ahora la cuida desde su camioneta.
«Había una publicación en Facebook donde se buscaba a alguien tan loco que estuviera dispuesto a rodar junto a ella. Pensé que no le sería fácil encontrar a alguien, por lo que la contacté», dijo Víctor Castillo, el escudero que la ha acompañado los últimos dos meses.
Castillo dijo que no comprende qué impulsa a Marisa a seguir pese al dolor, el cansancio y el hambre, pero la definió como una guerrera de fuertes convicciones y sostuvo que seguirá acompañándola en su viaje el tiempo que se necesario.
«Tiene algo que la motiva, ver como las víctimas se abren con ella, conmigo. Si una sola chica, un chico o un niño sale del infierno donde está, creo que vale la pena caminar», aseguró.
Durante el recorrido, la activista se vio afectada por las altas temperaturas desérticas de más de 40 grados centígrados, por lo que tuvo que recibir auxilio médico en un par de ocasiones.
«Sus pies presentan los estragos del exceso. Por ahí del kilómetro 128 se le prestó atención para hidratarla. Le venían doliendo mucho sus pies, de hecho por eso ahorita es descansar. Empezó caminando de 28 a 32 kilómetros, bajó a 22, ahora fueron 20, indicó el paramédico Isaías Morales.
A su paso por poblados y localidades las personas le expresan respeto y admiración, le dan ayuda, comida, calzado, techo bajo el cual dormir y hasta vestimenta.
Las limitaciones económicas son muchas. Su dieta a base de sopas instantáneas y bebidas azucaradas no le brindaba los nutrientes adecuados para la travesía, por lo que las donaciones en especie, sobre todo de comida regional como «burritos » y empanadas de carne, resultaron clave para que la alemana y su escudero lograran su cometido.
Con su andar por la Península de Baja California, De Pablo busca crear conciencia contra el abuso sexual y ser ejemplo de superación para las víctimas, con el referente de que siempre se puede continuar avanzando.