Nueva York, 20 sep (EFEUSA).- En primera línea de la marcha contra la crisis climática de este viernes en Nueva York es reconocible el rostro de la niña sueca Greta Thunberg, pero junto a ella hay «otras Gretas»: líderes indígenas llegadas de todo el mundo para reclamar que la humanidad se una en defensa de la Madre Tierra.
«Necesitamos ayuda urgente, no dejar que por temas empresariales y políticos se pierdan la naturaleza y las personas indígenas», exhortó a Efe la joven boliviana María José Bejarano de Oliveira, de 18 años, seleccionada por su comunidad para representar a la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia.
«Los Pueblos Indígenas Chiquitanos de Bolivia están en una situación devastadora, van cuatro millones de hectáreas quemándose y el Gobierno no declara desastre nacional», explicó Bejarano, que considera un privilegio tanto como una «responsabilidad» llevar su voz a la huelga.
Junto a ella, en un encuentro con periodistas previo a la marcha hacia el sur de Manhattan, se encontraba la brasileña Artemisa Barbosa Ribeiro, de 17 años, una combativa activista del pueblo Xakriabá que recientemente acompañó a Thunberg a exigir soluciones al Congreso de Estados Unidos.
Con diadema de plumas y su cara, pecho y brazos pintados, Barbosa arremetió contra el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y criticó que «se está derramando sangre indígena cada vez que el Gobierno recibe dinero» para proyectos que destruyen la naturaleza, «que es la vida de todos, no solo de nosotros».
«Como jóvenes indígenas pedimos a la humanidad que se una en la lucha», agregó la joven procedente del estado de Minas Gerais, donde la labor minera ha contaminado el agua, reducido los recursos de sus habitantes y provocado sus muertes, denunció.
La panameña Militza Lízbeth Flaco Suira lamentó la deforestación en el territorio cercano a la frontera con Colombia: «Ver que el cambio climático está destruyendo a nuestra Mamá Tierra me rompe el corazón. Estamos aquí para unir fuerzas con los activistas, no solo somos los indígenas peleando, la lucha es de todos», reiteró.
Ellas y sus territorios forman parte de una Alianza Global de Comunidades Territoriales que abarca 16 países y las regiones de la cuenca del Amazonas, cuyos representantes se reunieron esta mañana para recabar fuerzas en un desayuno previo a las manifestaciones.
Desde hace cinco años, la Alianza visibiliza y denuncia no solo «crímenes contra el medioambiente, sino contra la humanidad»: así de contundente se expresó la veterana activista indígena brasileña Sonia Guajajara, excandidata a la Vicepresidencia de Brasil en 2018.
Recién llegada a Nueva York para esta semana de acciones climáticas y reuniones de alto nivel de la ONU, Guajajara alertó sobre cómo los Gobiernos «alteran la verdad» a su favor y criminalizan a los pueblos.
Cuantificó en 14 los puntos de conflicto que han surgido este año en Brasil y en 180 las medidas a trámite en su Congreso que amenazan a los territorios indígenas. «Están entregando el Amazonas al extranjero, y en especial a Estados Unidos», señaló.
El coordinador general de la Alianza, el ecuatoriano Tuntiak Katan, sostuvo que están allí «para que la Cumbre (para el Clima) no se quede solo en compromisos, sino que haya acciones y soluciones concretas. No queremos una declaración internacional, no sirve».
Katan aplaudió la movilización encabezada por los jóvenes en apoyo a las «demandas de cientos de años» que llevan haciendo los «protectores de la biodiversidad», a quienes no les «llegan» los millones de dólares que se mencionan en los foros internacionales, apostilló.
El también veterano activista sostuvo que todos están «abiertos» a colaborar con sus Gobiernos y los invitan, igual que al resto de la sociedad, a hacer un «trabajo personal de concienciación» del que puedan surgir proyectos que contribuyan al cambio.
La que los pueblos indígenas emprenden hoy es una «lucha desigual», ya que para reivindicar sus derechos deben abandonar sus territorios y familias, pero hay esperanza pese a la «pandemia mundial», como la definió el costarricense Levi Sucre Romero, coordinador de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques.
«Los primeros años hacíamos actividades fuera de los eventos oficiales porque no nos dejaban entrar, hay un filtro del que no conocemos los criterios. Pero tras elevar nuestra voz hemos logrado un poco de apertura: 3 minutos para hablar en la Cumbre, el día 23 de septiembre», explicó.
«Es un apoyo tremendo que los jóvenes se hayan sumado a la lucha contra el cambio climático. Dicen que los jóvenes son del futuro, pero son de hoy, y viven hoy, con nosotros», concluyó el activista, motivado por las acciones de «resistencia» y las intervenciones que tienen por delante en los próximos días.