San Sebastián (España), 21 sep (EFE).- La desigualdad engendra violencia, abuso de poder y corrupción. Es la advertencia que hace David Zonana en su ópera prima, «Mano de obra», que presentó este sábado en la sección oficial del 67 Festival de Cine de San Sebastián (norte de España).
Zonana (Ciudad de México, 1989) explora las posibilidades de éxito de una revolución social en el microcosmos de un grupo de trabajadores de la construcción que, hartos de sufrir abusos por parte de sus empleadores, deciden pasar a la acción.
«México es un país con muchos contrastes sociales y económicos, es algo con lo que vivimos», señaló Zonana en rueda de prensa para explicar la motivación de este proyecto que denuncia la corrupción institucional pero también individual.
«Se trataba de analizar lo que uno puede llegar a hacer cuando tiene algo de poder, la corrupción es parte de nuestra sociedad, pero no es algo sólo de los políticos, la gente normal también cae en ello», advirtió.
Producida por Michel Franco («Chronic»), «Mano de obra» saca partido visual y metafórico del contraste entre la precariedad en que viven los obreros y el lujo de las viviendas que construyen e indaga en las secuelas psicológicas que ese contraste pueda dejar sobre esos trabajadores.
Para ganar en verosimilitud, Zonana optó por un reparto formado por auténticos trabajadores de la construcción que buscó en un barrio de las afueras de Ciudad de México, con la excepción del protagonista, Luis Alberti, actor profesional que ha trabajado en filmes como «Eisenstein in Guanjajuato» (2015), de Peter Greenaway, o la serie «Narcos», de Netflix.
El director hace hincapié en que quería hacer ver «lo aislados que están los trabajadores, completamente desprotegidos en caso de accidente o cuando no les pagan».
Franco va más allá: «En México la ley siempre está en contra del débil, plantearlo de otro modo habría sido pecar de exceso de optimismo».
«Mano de obra» supone el debut como director de largometrajes de Zonana, que antes había rodado algunos cortos y también había participado como productor, a través de Lucia Films, en películas como «600 Miles», de Gabriel Ripstein, o «Chronic» y «Las hijas de abril», de Michel Franco.
Todos ellos forman parte de una nueva generación de cineastas mexicanos que se producen entre ellos y que alumbran historias con un fuerte compromiso social.