Ayer la prensa nacional, y nosotros mismos, recordábamos que el subsecretario Hugo López-Gatell falló, como suele hacerlo, en otra de sus predicciones sobre la pandemia de Covid-19, que según un vaticinio hecho hace dos meses, estimaba para el 25 de junio, como ya lo hizo con lo del pico de la pandemia, el número máximo de muertos y otros asuntos que ha querido anticipar, seguro contagiado del optimismo a prueba de bombas atómicas de su jefe.
Contamos esto porque las previsiones locales respecto a la realización de la Feria Nacional de San Marcos de este año, seguramente se hicieron a la luz de esos pronósticos fallidos o de un contagio de ese optimismo sin sustento, de tal manera que cuando, a regañadientes, se decidió posponer que no cancelar la Verbena, se habló en primer término de la posibilidad de realizar los festejos en este verano, tentativamente en julio, lo que resulta ya a inviable cuando vemos que se superan las marcas de contagios diarios y ayer mismo se superaba la marca fatal de decesos con nueve en una sola jornada.
Y es que ayer, luego de semanas de silencio, reapareció en comparecencia pública el titular de Turismo, quien de extraña manera es el presidente ‘honorario’ del Patronato encargado de los festejos, para decir que la semana próxima hablará de si queda una posibilidad de que los festejos se realicen este año, para lo cual, explicó, antes se reunirá con funcionarios de la Secretaría de Salud federal, que dirán si es viable o no que en alguna fecha de este año podamos tener Feria.
La lógica y los datos nos dirían que la respuesta de las autoridades federales será negativa, pues para evitar nuevos yerros el propio López-Gatell ya se dio manga ancha y habló de que la pandemia puede prolongarse en nuestro país de dos a tres años, lo que impone la lógica de que se prohibirán los eventos masivos, con la salvedad de aquellos espectáculos que se puedan realizar sin público o, como los conciertos de la ‘nueva normalidad’ a la manera de los viejos autocinemas, una modalidad incompatible con nuestra Verbena, cuyo éxito reside precisamente en reunir multitudes.
La opción B sería emparejar la FNSM con el Festival de Calaveras, ya en otoño, en fechas que van desde los finales de octubre y los principios de noviembre, en las que pasó ya la temporada de lluvias, hay disponibilidad de toreros españoles para el serial y todavía no se dejan sentir los rigores del invierno, aunque dadas las circunstancias parece ya poco probable.
Es evidente que las aerolíneas, los restaurantes, los hoteles y todos los sectores que intervienen y se ven favorecidos por los festejos anuales, esperarían con ansia que en algún momento se puedan reponer los eventos y con ello los ingresos que ellos reciben con la Verbena, aunque han sido ellos mismos los que ven un riesgo en tratar de improvisar un calendario festivo y luego ver que o las cosas no funcionan o que, como pasó en abril, la orden es que se eviten los riesgos sanitarios que conlleva una Verbena como la nuestra, de tal manera que la apuesta firme es que la siguiente edición será para abril y mayo, pero del 2021, esperando que así como le falló a López-Gatell lo del 25 de junio también le falle lo de los tres años.