Katmandú, 7 ago (EFE).- Nepal ha iniciado una carrera contrarreloj para evitar que el valle de Katmandú sea declarado por la Unesco en 2020 Patrimonio Mundial en Peligro, con un largo recorrido aún por delante ya que faltan por restaurar casi la mitad de los 114 monumentos dañados o destruidos por el terremoto de 2015.
La presión contra las autoridades nepalíes se disparó el mes pasado, cuando en una reunión en Bakú (Azerbayán) el Comité de Patrimonio Mundial decidió, tras cuatro prórrogas, dar una última oportunidad a Nepal de un año más para revertir la situación.
Órganos consultivos como el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios y el Centro Internacional para el Estudio de la Preservación y Restauración de los Bienes Culturales habían recomendado evitar más prórrogas, ya que «cuatro años después del seísmo casi la mitad del daño aún tiene que ser reparado».
En su opinión, pese a algún éxito, no todos los trabajos respetaban las características tradicionales de las estructuras y los materiales, ni tampoco las prácticas locales, y algunos no eran «consistentes con el valor universal excepcional» que debe tener todo lugar inscrito como Patrimonio Mundial.
Autoridades nepalíes se muestran sin embargo algo más optimistas.
El director general del Departamento de Arqueología de Nepal, Damodar Gautam, explicó a Efe que esperan que, gracias a la misión de la Unesco que tiene previsto visitar el país en noviembre, contarán con las recomendaciones legales, científicas y técnicas necesarias para proteger como es debido su patrimonio.
«Avanzaremos con el informe de la misión», subrayó Gautam.
El valle de Katmandú, Patrimonio Mundial desde 1979, consiste en siete conjuntos de monumentos y edificios, entre ellos las tres plazas Durbar situadas frente a los palacios reales de Hanuman Dhoka (Katmandú), Patán y Bhaktapur; las estupas budistas de Swayambhu y Bauddhabath; y los templos hindúes de Pashupati y Changu Narayan.
Gautam se mostró confiado en que la mayor parte de las labores de restauración se completarán para 2020, «pero llevará otro año concluir todos los trabajos».
En 2015, un terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter sacudió Nepal y causó 9.000 muertos, pero además dañó o destruyó 891 monumentos y lugares declarados patrimonio, de los cuales solo 377 han sido reconstruidos, según el Departamento de Arqueología.
«Para este año tenemos programado reconstruir 398», aseguró el oficial, que subrayó que a pesar de las preocupaciones sobre el estado de las labores de restauración, «el progreso es bueno».
Así, en el valle de Katmandú, de los 114 monumentos dañados o destruidos pertenecientes a complejos declarados Patrimonio Mundial, 60 han sido ya reconstruidos, aunque reconoció que entre los más emblemáticos solo el antiguo palacio real Gaddi Baithak, situado en la plaza Durbar de Katmandú, ha sido restaurado por completo.
Entre los críticos sobre el estado de los edificios afectados, el historiador Om Dhaubhadel destacó a Efe que los trabajos en el templo hindú de Changu Narayan y el complejo de la plaza Durbar frente al palacio real de Bhaktapur van lentos, no por falta de presupuesto, sino por la escasez de trabajadores cualificados y la falta de materiales adecuados.
«La gran escasez de materiales de construcción tradicionales, que incluye ladrillos de ciertas dimensiones empleados a mediados del siglo XVI,y madera larga y robusta, tallada de la misma manera que en su estilo original, han ralentizado las labores», estimó.
Por su parte, el coordinador de la campaña Salva Nuestro Patrimonio, Ganapati Lal Shrestha, advirtió de que la plaza Durbar de Katmandú está siendo amenazada por las crecientes actividades comerciales y la construcción de viviendas, y criticó que las autoridades nepalíes no están haciendo lo suficiente para evitarlo.
Para Shrestha, esas actividades y construcciones ilegales se han convertido en «una amenaza» para este lugar por una «relajación de las disposiciones» de las autoridades capitalinas, a lo que se suma la utilización de materiales de construcción en la restauración que no cree que se adecúen «completamente» a los estándares de la Unesco.
«No obstante, estamos luchando para salvar el patrimonio»,concluyó.
Por Samar Prasain