Edimburgo (Reino Unido), 21 ago (EFE).- La poesía más transgresora de Federico García Lorca aterriza en el Festival Fringe de Edimburgo a manos de la compañía española Enebro Producciones, que, a través del movimiento y la palabra, reflexiona sobre «El Público», una de las obras más profundas del reconocido poeta.
«Lorca: A Theatre Beneath The Sand» aborda aquello que yace bajo la superficie, lo que literalmente está «debajo de la arena» y para ello desentraña «El Público», la pieza que el dramaturgo (fusilado en 1936 durante la Guerra Civil española) escribió en 1930.
Para Indalecio Corugedo, director de la obra, aquello invisible a los ojos es «el amor en muchas de sus vertientes, tanto entre personas como al teatro», que se refleja en este texto y que los actores Daniel Migueláñez y David Pereira llevan delicadamente a escena sobre las tablas de la capital escocesa.
«‘El Público’ es una especie de estallido del poeta en un momento muy intenso de su vida intelectual y artística en Madrid, tras el que llega a Nueva York durante la Gran Depresión y le invaden una serie de ideas, de constantes interiores que no se había atrevido a exteriorizar antes», señaló Corugedo en entrevista con Efe.
Considerada una de las obras del teatro español más importantes del siglo XX, en su momento «El Público» -que habla del deseo homosexual reprimido y defiende la libertad sexual- fue despreciada por escandalosa e incluso el propio Lorca, como recordó Migueláñez, la tachó de irrepresentable.
Corugedo se quedó prendado de este texto, que cuenta con más de treinta personajes y una vasta escenografía, y decidió hacer «lo contrario al planteamiento inicial de Lorca» y representarla «desde lo mínimo», adaptando sus versos al inglés para estrenarla durante el Fringe, donde estará hasta el día 24.
«Cuando llegó a mis manos y nada más empezar a leerla, me cautivó porque, así como las demás obras representan unas facetas de Federico y elementos de una España bastante dura, ‘El Publico’ es el propio Federico García Lorca», sostuvo el director.
De este deseo de contar al Lorca más profundo nace un espectáculo que, sin prácticamente escenografía y la única participación de Migueláñez y Pereira, consigue llegar a un público internacional que no necesita entender el español ni conocer los versos del poeta granadino más universal para sucumbir a la emoción.
«Él sabía que ahí había un teatro de vanguardia y eso es lo que hemos traído al Fringe a partir de algo muy innovador como son las acrobacias de David y las palabras de Lorca sobre relaciones humanas», indicó Migueláñez.
«El aire la vela, vela. El aire la está velando», recita en español el actor, que es el encargado de poner voz a los dos únicos poemas de Lorca que se representan en esta lengua, «Romance de la Luna, Luna» y «Oda a Walt Whitman», mientras Pereira hace vibrar a la audiencia con sus suaves movimientos y acrobacias.
Para ello se vale del único elemento en escena: un carro de la compra, que a primera vista descoloca al espectador, pero que cobra sentido al convertirse en el elemento que une a los enamorados.
«El carrito es un objeto al que nadie le prestaría atención, pero que nosotros convertimos en belleza, por ejemplo, en el momento en que nos sentamos en él a ver la luna. Es decir, dentro de la obra adquiere una importancia grande y en el momento en que bailo con él representa mi carrera artística», indicó Pereira.
Como explica su compañero, es este objeto aparentemente inanimado «el símbolo» que los separa y los une durante toda la función, por lo que Migueláñez lo utiliza cuando quiere acercarse a Pereira y también cuando desea expresarle violentamente su rechazo.
«Es lo único que aparece en escena, porque la importancia está en las palabras, en las emociones», apuntó el actor.
La gran conexión entre ambos personajes se palpa en sus miradas, el momento en que bailan juntos o cuando uno siente el rechazo del otro, sentimientos universales que, como precisó Pereira, permiten que el universo lorquiano llegue hasta cada espectador.
Con esta obra, la compañía reivindica el lado más transgresor del Fringe a través de la obra de un poeta que también lo fue y que desafió los límites impuestos para defender la libertad de amar.
Su teatro, aseguran, siempre está «en la cuerda floja» por ser «muy emocional y comunicar con la danza y la palabra», lo que lo convierte en un reto diario o, como describen, «en una nueva manera de entender el teatro tal y como lo hizo Lorca en su momento».
Por Remei Calabuig