Cabo Pulmo (México), 26 ago (EFE).- El Parque Nacional Cabo Pulmo, uno los ecosistemas más importantes de México y emplazamiento para uno de los últimos arrecifes vivos de Norteamérica, se debate hoy entre el desarrollo del ecoturismo y el control del creciente flujo de visitantes.
En 2017, este paraíso cercano al municipio de Los Cabos en el noroccidental estado de Baja California Sur, recibió cerca de 12.000 turistas, una cifra que creció en más del 233 % pues en la temporada de 2018 se contabilizaron 40.000 visitantes.
Hoy en día uno de los principales retos para las autoridades y la población es garantizar que no se rebasen los límites recomendables de visitantes y así evitar la carga excesiva de turistas al ecosistema.
«Ya no se puede soportar más presencia en el 60 % de los sitios de buceo. Todavía tenemos algunos sitios disponibles para buceo de alta calidad y de alta capacitación. Pero el buceo tradicional, costero, está rebasado», aseguró este lunes a Efe el director de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas Región Noroeste, Benito Bermúdez.
A poco más de 60 kilómetros de Los Cabos en Baja California Sur, Cabo Pulmo constituye uno de los más importantes ecosistemas del Golfo de California -también conocido como Mar de Cortés- y de Norteamérica.
Tras una corta travesía se llega al poblado del mismo nombre, una singular y diminuta comunidad donde solo habitan alrededor de 60 personas.
En este ya de por sí inhóspito paraje, la verdadera riqueza se encuentra en sus aguas.
Cabo Pulmo es un Área Natural Protegida con denominación de Parque Nacional que se extiende por 7.111 hectáreas, relativamente pocas si se toma en cuenta su importancia medioambiental y también la derrama económica que deja en las poblaciones aledañas.
Es verdaderamente un acuario natural, alberga cuatrocientos tipos de organismos distintos como: mero, pargo, mantarraya, jurel y una gran variedad de tiburones, lo que lo convierte en el lugar con la mayor cantidad de especies que se pueden encontrar en el Golfo de California.
«Se estima que por cada kilómetro cuadrado el arrecife de Cabo Pulmo ‘exporta’ al Mar de Cortes y parte del Pacífico mexicano más de doscientas toneladas de peces lo que tiene un gran valor por que son peces de primera calidad comercial que se capturan fuera del Área Protegida», indicó Bermúdez.
Ello, puntualizó, genera grandes ingresos para el sector pesquero.
Además, en la zona se encuentra uno de los últimos arrecifes de coral vivo del Norteamérica.
Para sus habitantes y comunidades aledañas el ecoturismo se ha convertido en la principal actividad económica, donde casi el 100 % de ellos se dedican a la atención, guía y paseo de los visitantes.
El prestador de servicios turísticos Edgar Mejía aseguró a Efe que no existen temporadas bajas ni altas, todos los días reciben personas de países todo el mundo como China, Japón, Estados Unidos, Canadá, Francia, España o Bélgica.
«Aunque todos los atractivos naturales suelen maravillar al turista, hoy en día nadar con el tiburón toro es la actividad con mayor demanda», dijo Mejía.
Antes, este tiburón solo se encontraba puntualmente en las aguas de Cabo Pulmo, pero ahora se adaptó y casi todo el año se puede nadar con ellos, aseguró el guía turístico.
Este parque nacional es un ejemplo de conservación y de armonía integral entre el hombre y la naturaleza.
«El último estudio de eco-valoración que se realizó en el 2017 registró el potencial económico de los servicios que se prestan en la zona y arrojó que Cabo Pulmo genera más de 300 millones de pesos (unos 15,2 millones de dólares)» para los habitantes de la región, apuntó.
Luego del paseo los turistas aseguran amar el lugar y su corazón queda en sus aguas color turquesa.
Si bien llegar a este lugar es difícil, especialmente en transporte público, los precios de las actividades son relativamente asequibles y oscila entre los 900 pesos (unos 45 dólares) y los 3.200 pesos (unos 162 dólares) para actividades como el esnórquel o el buceo.