México, 30 ago (EFE).- El Movimiento Regeneración Nacional (Morena), partido político izquierdista que fundó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, intenta reparar las fisuras abiertas a raíz del proceso de elección del presidente del Senado.
El jueves, la Comisión Nacional de Honestidad y justicia de Morena declaró invalida la votación con la que senadores del partido decidieron sustituir al presidente de la cámara alta, Martí Batres, por Mónica Fernández, ambos del partido gobernante.
López Obrador contó este viernes que los estatutos del partido contemplan la elaboración de encuestas para la elección de candidatos y así evitar conflictos y confrontaciones y opinó que no se deseche esa posibilidad para elegir a sus dirigentes.
«Mi opinión es que para evitar confrontaciones y pleitos que afecten la imagen de Morena se haga una encuesta o varias», apuntó.
Esta semana, López Obrador dijo que si el partido se echaba «a perder» renunciaría a su militancia e incluso pediría que el partido cambiara de nombre.
Avisó que, a pesar de no formar parte de la dirección del partido mientras ejerce de presidente del país, se reunirá con todos los legisladores de su partido en el Congreso y aprovechará el encuentro para fijar su posición en el proceso interno.
También dijo que el Gobierno no intervendría en las elecciones de Morena, «ni de ningún partido (…) ni en procesos electorales, no se va a utilizar al Gobierno, ni el presupuesto del Gobierno».
Este viernes, en el segundo día de trabajos de la III Reunión plenaria del grupo parlamentario de Morena, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, dijo que la legitimidad que los ciudadanos otorgaron a Morena es una oportunidad para reorientar el desarrollo de México.
«Tenemos una alta responsabilidad con los mexicanos que nos dieron su confianza. No tenemos derecho a fallarles. Todos los que están aquí presentes tienen compromisos con México, con su Estado y con sus regiones», apuntó.
El 19 de agosto se celebró una votación interna en la que se eligió a Mónica Fernández para presidir el Senado y evitó que el Martí Batres repitiera un periodo legislativo más al frente de la cámara.
Batres acusó a su colega Ricardo Monreal, jefe de Morena en el Senado, «de ensuciar el proceso interno de Morena» al permitir que en la votación participaran, además de legisladores morenistas, senadores del Partido Encuentro Social, aliado de Morena.
Esto evidenció como nunca antes las pugnas internas que aquejan al partido y que han incomodado a su fundador y líder moral, López Obrador.