México, 6 jul (EFE).- El filósofo David Pastor Vico se levanta cada mañana extrañando los molletes con jamón que desayunaba en su querida Sevilla y echando de menos su tierra mientras espera en las infinitas colas de autos de Ciudad de México, pero al entrar en la UNAM, donde es toda una institución, se siente un mexicano más.
Vico es filósofo y «migrante por herencia»: nació en Bélgica en 1976, donde residían sus padres, vivió su infancia en Sevilla y ahora radica en México desde hace casi siete años, donde trabaja para la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde da el discurso de bienvenida a los más de 35.000 nuevos alumnos cada año.
En estas conferencias, y en muchas otras que ha dado en el país Latinoamericano, trata, de manera desenfadada y mediante el lenguaje informal, de fomentar el pensamiento crítico en los jóvenes que le observan expectantes desde las butacas.
La clave de su éxito es precisamente quitar hierro a un asunto que en muchas ocasiones resulta «poco accesible» o «muy elevado»: la filosofía.
El filósofo y escritor, que plasmó el contenido de estas conferencias en el libro «Filosofía para desconfiados», llegó a México en un proceso que calificó de «extraño» en entrevista con Efe.
«Empiezo organizando congresos de filosofía en la Universidad de Sevilla y cuando me quiero dar cuenta estoy dando clases. Después me llamaron de la UNAM y empecé haciendo funciones administrativas porque mi especialidad es la ética de la comunicación», detalló.
Actualmente imparte asesoría pedagógica a profesores, clases a jóvenes y también trabaja con padres, a través de lo cual ha conseguido «conocer la realidad de los alumnos de esta casa de estudios», explicó.
Para él, cuya progresión ha sido tan natural, todavía resulta «increíble que un ‘gachupín’ o ‘gallego’ sea quien dé la bienvenida a los alumnos de la universidad más importante del país».
Para un filósofo que trató de hacerse hueco en España pero terminó desarrollándose como profesional en México, donde goza de gran reconocimiento, la importancia de viajar es evidente.
Vico le da la razón al literato gallego Valle Inclán en eso de que el remedio para el nacionalismo es viajar y añadió que moverse abre a las personas a otras formas de ver el mundo y, más en concreto, obliga a los filósofos a replantearse su propia realidad.
La vocación docente viene del interés de Vico por la divulgación, labor que inició en un programa sobre filosofía, tratada desde un punto de vista más humorístico, en Sevilla.
A partir de ahí, comenzó a tener relación más directa con la enseñanza, situación que se dio, comentó, de manera «orgánica», puesto que el andaluz considera que «el filósofo siempre está descubriendo cosas a la gente que ignoran (…) y acercar esto al joven es papel del filósofo».
En la UNAM, la mayor casa de estudios de América Latina, Vico ha encontrado un hogar, una casa en la que no se hace distinciones entre mexicanos y extranjeros.
Y donde especialmente los españoles tienen una gran relevancia por los intelectuales que llegaron durante el exilio tras la Guerra Civil española.
«El ámbito universitario no entiende de fronteras, no sentimos ni rechazo ni extrañamiento. (…) Cuando llego a la universidad lo último que pienso es que no soy de aquí», manifestó.
«Filosofía para desconfiados» debe su nombre principalmente al interés del autor por los datos del índice de confianza interpersonal, los cuales en México solamente llegan al 14 %.
Esto quiere decir que «el 86 % de la población es profundamente desconfiado. Me refiero a saber el nombre de los hijos de tu vecino… si eres padre y no sabes cómo se llaman, es que tus hijos no juegan con ellos. No hay confianza ni en que tus hijos se desarrollen en su propio barrio», detalló.
Vico también relacionó la desconfianza con el hecho de que actualmente los humanos se encierren en su casa y a medida que se aislan «las pantallas crecen», dispositivos que no dan una percepción real del mundo.
El libro se vende en España con el título «La soledad de los pájaros» y fue publicado por una editorial pequeña de Huelva que emitió solamente 200 ejemplares.
Sin embargo, el filósofo aseguró que no se está preocupando por la repercusión de su publicación en España porque sabe que la vida de un libro allí es «corta y dura», mientras que México es la puerta para Latinoamérica y para Estados Unidos.
«Pienso en España todas las mañanas pero prefiero pensar(la) como el sitio en el que vivir y estar tranquilo y en México como lugar para expandirme», terminó.