Mérida (México), 7 jul (EFE).- Uxmal, una de las zonas arqueológicas más importantes de Yucatán, en el sureste de México, sigue maravillando a turistas y arqueólogos, que en cada investigación descubren detalles de la riqueza arquitectónica del lugar y jeroglíficos que cuentan la historia de los gobernantes mayas.
«Los majestuosos palacios mayas de Uxmal son únicos en su tipo porque se construyeron en diversos niveles y en sus fachadas sobresale la filigrana de piedra que seduce a los visitantes», explica a Efe el arqueólogo José Huchim Herrera, director del Plan de Manejo de Uxmal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Su mirada recorre el sitio, que luce hermoso bajo la luz de los potentes rayos del sol de verano y se detiene en la explanada del Palacio del Gobernador, asentado sobre una plataforma de 8 a 12 metros de alto, cuya fachada ostenta bellos ejemplos de la escultura arquitectónica maya que él mismo ha ido recuperando usando la fórmula prehispánica elaborada a base de cal.
El arqueólogo y su equipo trabajan con ese material «porque el cemento tiene muchos sulfatos y sales que con la humedad empiezan a generar una costra y evitan que los edificios ‘respiren'», dice.
Su objetivo actual es terminar las escalinatas del Palacio del Gobernador, en cuya fachada destaca el trono de un soberano sentado majestuosamente, rodeado de serpientes entrelazadas, mascarones de Chaac (dios de la lluvia), grecas y relieves que datan del periodo 900 a 1000 d.C.
Huchim, quien desde hace 27 años investiga y devuelve su esplendor a los edificios de Uxmal y otros sitios mayas emblemáticos, revela que la filigrana de piedra que adorna la fachada del palacio cuenta la historia y deja en claro el poderío del gobernante del lugar, de quien hasta ahora se desconoce la identidad.
Uxmal, la segunda zona más visitada en Yucatán, «cuenta con elementos suficientes para convertirse en un parque arqueológico que incluiría el aspecto natural, en el mismo sentido que lo tuvieron los mayas prehispánicos».
De hecho, dice que en los próximos meses presentará en Chile un proyecto para el sac bé (camino pavimentado construido por los antiguos mayas) que va de Uxmal al sitio de Kabah.
«Será un recorrido de 18 kilómetros con dos o tres guías especializados que acompañarían a los visitantes caminando o en bicicleta. Será una alternativa para que se conozca el respeto que los mayas prehispánicos sentían por la naturaleza», indica el arqueólogo.
Considera que el parque arqueológico daría más realce al Templo del Adivino, la Gran Pirámide, el Juego de Pelota y otros edificios que se encuentran en el sitio declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1996 por la Unesco.
Los turistas aprovecharían «para conocer más sobre la leyenda del Enano de Uxmal, los sistemas hidráulicos que abastecían a la gran ciudad, los chultunes (aljibes) y las aguadas, o dirigirse a la ruta de las murallas que los adentraría a la selva baja y los llevará al gran sac bé que termina en Kabah», señala.
El investigador explica que uno de los objetivos de su proyecto es integrar todos los espacios para que el que visitante «pueda entender cómo circulaban los mayas y reyes dentro la ciudad».
El INAH tiene evidencia de que individuos pertenecientes a los chenes (mayas de Campeche), itzáes (de Chichén Itzá, Yucatán) o putunes (de Tabasco) construyeron edificios en Uxmal. «Eran los últimos mayas que llegaron cuando la ciudad estaba casi abandonada», indica el experto.
Sin embargo, es un misterio para los investigadores el hecho de que en uno de los niveles del Templo del Adivino hay una estructura decorada al estilo de los chenes.
«No sabemos si es resultado de una alianza comercial o familiar; es decir, quizá intercambiaron a una princesa maya y como regalo le construyeron esa arquitectura», agrega.
Sobre el proyecto del sac bé de Uxmal a Kabah, el arqueólogo revela que los habitantes del municipio de Santa Elena y el INAH firmarían un convenio para que los mismos pobladores se encarguen del proyecto.
El objetivo «es dar espacio a las mujeres de la región, que siempre han colaborado con el INAH», dijo.
Para realizar los últimos trabajos de remozamiento en el Palacio del Gobernador, el INAH tiene un problema que resolver: una población de más de 6.000 murciélagos que viven en el interior.
«Tenemos que diseñar una manera de cambiarlos de hogar para restaurar el interior del edificio, la fachada y el techo», puntualiza Huchim.