México, 10 jul (EFE).- El peso y la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) continúan este miércoles sin recuperarse tras la sorpresiva renuncia del ministro de Hacienda, que ha llevado al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a reconocer «enfrentamientos» dentro del gabinete.
La dimisión del ministro de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, anunciada el martes, causó una sustancial caída en el tipo de cambio, con una depreciación del peso frente al dólar de 1,38 % hasta las 19,16 unidades por billete verde, y de la BMV, que bajó 1,77 %.
Este miércoles, los mercados todavía siguen débiles, pero parece que ya han empezado a absorber el cambio de mando en la cartera de Hacienda, ahora capitaneada por Arturo Herrera, quien ejercía de subsecretario y es también un estrecho colaborador de López Obrador.
El peso mexicano se cotizó este miércoles en 19,18 unidades por dólar, un 0,1 % menos que en la jornada anterior. Mientras que la bolsa, que ayer perdió 770,42 unidades, hoy retrocedió unos mínimos 13,05 puntos (0,03 %).
«Todavía se observa con bastante cautela la actividad de la bolsa, con una variación que fue marginal, con caída de 0,03 %. Parece que los mercados esperan un poco más de información», como el proyecto de negocio de Petróleos Mexicanos (Pemex), dijo a Efe el analista de mercado Fernando Bolaños, de Grupo Financiero Monex.
En la conferencia de prensa diaria desde el Palacio Nacional, López Obrador contó los motivos de la marcha de Urzúa y llamó a la calma en materia económica.
«El peso está fortachón, aguanta y se recuperó, y se va a seguir recuperando porque tenemos finanzas públicas sanas, porque tenemos buena recaudación, porque hay un manejo del presupuesto ordenado», dijo.
Además, aseguró que los empresarios no están temerosos de los cambios porque «saben» que hay estabilidad.
«Por eso están invirtiendo, por eso México tiene la confianza de inversionista extranjeros» y nacionales, apuntó el líder del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Remarcó que la renuncia no empañará la «cuarta transformación» que él propugna y que, entre otras cosas, busca acabar con la «política económica antipopular» de anteriores sexenios.
El fin último es lograr «progreso con justicia» y «crecimiento con bienestar», dijo el presidente, que pese a pronósticos mucho menores de analistas y organismos, todavía confía que el país crecerá durante su Administración, que culmina en 2024, a un ritmo de 4 % en promedio anual.
CHOQUES INTERNOS EN EL GABINETE
La renuncia de Urzúa ha sido la más sonada, pero no la única. Con anterioridad dejaron el cargo altos funcionarios como la ministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Josefa González-Blanco; el titular del Instituto Nacional de Migración (Inami), Tonatiuh Guillén, y el director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Germán Martínez.
Urzúa, doctor en Economía por la Universidad de Wisconsin (EE.UU.), alegó en su carta de renuncia «discrepancias en materia económica» y denunció la llegada de «funcionarios sin conocimiento» y decisiones «sin suficiente sustento» alentadas por un «patente conflicto de interés».
«Se producen incluso enfrentamientos al interior del mismo Gobierno, de los mismo grupos. No es tanto (una ruptura) sino diferencias, pero el Gobierno continúa su marcha sin problemas», respondió este miércoles López Obrador en una intensa rueda de prensa.
Explicó que Urzúa tenía divergencias con él mismo, con el jefe de Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, y con la titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Margarita Ríos-Farjat.
También chocó con el Plan de Desarrollo del país -que finalmente escribió el propio López Obrador para alejarlo de la «inercia neoliberal» de Urzúa- y con el funcionamiento del Banco de Desarrollo.
Pese al varapalo de esta dimisión, López Obrador no descartó nuevas renuncias, pues el suyo es un «gobierno democrático», y aseguró que no cambiará un ápice su postura.
«Incluso puede haber hasta otras renuncias. (…) Es que así es esto. Esto es un Gobierno de mujeres y hombres libres», aseveró.
Y rompió de nuevo una lanza en favor del nuevo ministro, Arturo Herrera: «Tiene toda mi confianza para hacer su trabajo, es muy buen economista, estudioso, viene de una familia forjada en el esfuerzo, también progresista».
Para Ulises Flores, profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales México (Flacso), el abandono del cargo de Urzúa refleja el «conflicto» interno del gabinete.
El académico dijo a Efe que el equipo de trabajo tiene dificultades para entender «cómo operar» ciertas políticas públicas impulsadas por el mandatario, lo que genera roces.
«Ya se venía hablando, tras bambalinas, del descontento. Pero nadie lo había manifestado explícitamente. Es probable que haya alguna otra renuncia», agregó.
No obstante, consideró que López Obrador sigue todavía fuerte porque tiene gente «muy leal» en su equipo, como el propio Herrera.