Matamoros (México), 24 jul (EFE).- En condiciones precarias, centenares de personas esperan que las autoridades de EE.UU. atiendan su petición de asilo desde la peligrosa y fronteriza ciudad mexicana de Matamoros.
Tras haber vivido durante tres meses en una casa de campaña muy cerca del cruce internacional Puente Nuevo, la hondureña Melissa Aldana pudo por fin entrevistarse con las autoridades estadounidense hace unos días.
Aldana es una de los miles de migrantes que esperan en México que las autoridades del vecino del norte evalúen su solicitud de asilo.
Desde enero y hasta el 7 de julio, las últimas cifras oficiales, habían regresado a México 18.503 centroamericanos que pedían refugio en Estados Unidos.
De estos, 6.217 lo hicieron desde Tijuana, 3.637 personas desde Mexicali -ambos en el estado de Baja California- y 8.649 personas desde Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua.
Y desde finales de la semana pasada, se sumó a Brownsville (Texas)-Matamoros, en el peligroso estado de Tamaulipas, a esta modalidad de atención.
Este hecho complica más si cabe la vida de los migrantes en este municipio, conocido también por su industria maquilera.
Aldana llevaba ya meses en esta precaria situación, con temperaturas que en esta época del año superan los 30 grados centígrados y subsistiendo con comida donada por los habitantes del municipio.
Y la situación, irremediablemente, se alargará mucho más porque, tras entrevistarse con las autoridades estadounidense, la siguiente cite es el 27 de septiembre. Dentro de más de dos meses.
Para ella, el contar con un permiso laboral otorgado por el Instituto Nacional de Migración (INM) de México no es suficiente porque ve difícil tener empleo.
Por lo que ha decidido, en lo que encuentra algún trabajo, seguir viviendo en su casa de campaña, con la esperanza de que la población siga siendo benevolente con ella.
«Pasé (a EE.UU.) el 19 pero me retornaron el 21 a esperar el trámite migratorio. Nos dieron un permiso de 71 días y en 71 días no podemos encontrar ni un trabajo ni un departamento», dijo este miércoles a Efe la mujer, quien afirmó que esto los tiene en una incertidumbre.
Sin perder el humor, señaló el parque y dijo que era su «penthouse».
Alguno de estos migrantes prefiere esperar la aprobación de su solicitud de asilo en Matamoros a estar en algún centro de detención en Estados Unidos.
Es el caso del cubano Manuel, que lleva poco más de cuatro meses esperando a la evaluación y a ser llamado por segunda vez por las autoridades migratorias de Estados Unidos, que en los últimos meses ha recibido hasta 600.000 peticionarios de asilo.
Para Manuel, el que se les esté otorgando un permiso de trabajo en México es una gran ventaja, pues le facilitará la espera hasta, calcula, septiembre.
«Al retornarte a México tienes un poco más de libertad. (…) Y te dan la posibilidad para que tú, más o menos, empieces a trabajar», opinó.
Una de las organizaciones civiles más preocupada por la crisis migratoria que comienza a darse en Matamoros es la Casa del Migrante.
Ya que un gran porcentaje de las más de 1.000 personas que pretenden cruzar a los Estados Unidos y se encuentran varados en la ciudad no cuentan con recursos económicos para esperar otros tres meses a que se defina su situación.
A pesar de los esfuerzos realizados para recabar más ayuda, los recursos de esta casa de asistencia tampoco son suficientes.
Es por ello que han decidido darle prioridad de asistencia a familias enteras. Sobre todo, aquellas que viajan con menores de edad ya que son los mas vulnerables.
Juan Sierra Vargas, director de la Casa del Migrante en Matamoros manifestó a Efe que se encuentra dialogando con diversas organizaciones civiles como Cáritas, para ver la manera de contar con mayores recursos.
Ya sea de alimento o vestimenta, y con ello, poder de algún modo brindar un mayor apoyo a los «hermanos migrantes» que lo requieren, puntualiza.
Se espera que en los próximos días sé de un pronunciamiento por parte de las autoridades tanto gubernamentales como civiles sobre la implementación de algún tipo de estrategia para brindar apoyo a los migrantes, y así evitar un conflicto social.
Desde el acuerdo del pasado 7 de junio con Estados Unidos para evitar la imposición de aranceles, México ha intensificado los esfuerzos contra la migración con la presencia de la Guardia Nacional -un nuevo cuerpo de seguridad compuesto por militares, marinos y policías- y más agentes migratorios en la frontera sur y norte del país.
A inicios de julio, el Gobierno de Estados Unidos anunció redadas en las principales ciudades del país y en días posteriores una restricción en la concesión de asilo, lo que aumentó la tensión diplomática de Washington con México y los países centroamericanos.
No obstante, este mismo miércoles el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, calificó de «buena» relación con Estados Unidos, y aseguró que hay una «actitud de respeto» mutua.