México, 25 jul (EFE).- Ocupar el espacio público mediante actividades artísticas y deportivas orientadas a los más pequeños es uno de los objetivos de la Escuela de Paz de Tepito, una iniciativa que busca, mediante actividades culturales y sociales, pacificar uno de los barrios con mayor delincuencia de la Ciudad de México.
«Nuestro enfoque es, sobre todo, la educación para la paz. Por medio del arte, promovemos valores tendentes hacia una vida sin violencia, a la vez que fomentamos el respeto, la solidaridad y la comunicación», explica este jueves a Efe Poncho Hernández, uno de los impulsores de la iniciativa.
Así, desde esta escuela -que lleva siete años en activo- realizan talleres culturales, centrados en la pintura, la música, el deporte o el juego, que se constituye como «la herramienta educativa más importante para trabajar con niños», asegura Hernández.
Unas finalidades que se abordan desde un «enfoque popular». «Nosotros trabajamos en los espacios públicos, no contamos con un salón ni seguimos una metodología tradicional», subraya.
De hecho, la pedagogía que emplean es muy dinámica y se fundamenta en las experiencias de los jóvenes. «En este contexto hemos realizado un sinfín de cosas, como reporterismo, cortometrajes, muralismo o hip-hop, para promover la cultura de paz», agrega.
Y para ello se ha elegido a Tepito, uno de los barrios con mayor delincuencia de la capital mexicana.
Una circunstancia que no es óbice para que la escuela organice actividades todos los sábados, además de un curso de verano que, en 2019, está teniendo lugar entre el 22 y el 26 de julio.
«Traemos diferentes actividades a los niños, para que se involucren en alternativas deportivas y de recreación, al mismo tiempo que conocen a chicos del barrio en un espacio de paz», señala a Efe Martha Liliana Peña, coordinadora del curso de verano.
De esta forma, cuentan con la oportunidad de participar en propuestas tan diversas como el arte circense, la música, la pintura mural, el arte gráfico o los talleres de huertos.
La cantidad de asistentes en las diferentes actividades es muy variable. «Puede ser desde 20 o 25 niños a cinco, pero no estamos buscando números. No se trata de llegar a las masas o a las multitudes, sino hacer procesos continuos y de largo plazo», agrega Hernández.
Sin embargo, desde la Escuela de Paz de Tepito también están impulsando otras iniciativas, como la recuperación de los murales que Daniel Manrique -uno de los iniciadores del movimiento «Tepito Arte Acá»- hizo en una unidad vecinal.
«La mayoría de las veces se obtiene una muy buena respuesta de los niños y de las mamás», confirma a Efe Mari Paz Cuevas, monitora de la Escuela de Paz.
Incluso, en muchas ocasiones son los niños los que piden a sus padres poder participar en las actividades.
De esta forma, la escuela se fue involucrando progresivamente en la comunidad.
La Escuela de Paz de Tepito surge de la sociedad civil, por lo que la relación con los poderes públicos y las autoridades «es muy poca». Para Hernández: «Es la comunidad la que hace posible que esto surja».
«Me parece una idea perfecta, porque se enseña a los niños que, a pesar del barrio en el que vivimos, no todo es violencia», indica a Efe Ismaela Rodríguez Ramírez, madre de uno de los participantes en el curso de verano.
Tepito, ubicado en el centro-norte de la capital mexicana, está golpeado por la violencia y el narcotráfico. No en vano, allí se crearon dos de las organizaciones criminales más importantes de la capital mexicana, Unión de Tepito y Fuerza Anti-Unión.
Estas bandas generan una gran inseguridad en la zona. De hecho, el curso de verano 2019 de la Escuela de Paz de Tepito tuvo que retrasar su inicio algunos días, debido a los tiroteos que se produjeron en las proximidades del parque en el que se iba a desarrollar.
Sin embargo, y a pesar de estas situaciones de violencia, los voluntarios de la iniciativa consideran muy importante permanecer en los espacios que utilizan para sus actividades.
«Es una forma de decir ‘aquí estamos’ para seguir buscando la disminución de la violencia y la creación de lugares pacíficos», concluye Peña.
En cualquier caso, Tepito también es famoso por su cultura popular, caracterizada por un importante culto a la Santa Muerte, por la relevancia de los albures (dobles sentidos) en la comunicación entre sus vecinos o por su gastronomía tan casera como deliciosa.
Además, este lugar de la Ciudad de México ha recibido la consideración de «barrio bravo» por parte de los capitalinos, debido al carácter de sus gentes a la hora de luchar contra las adversidades y la pobreza.