Aguascalientes.- Regulación Sanitaria reforzó el monitoreo en todos los pozos que abastecen de agua a la Entidad, luego que en varios puntos se han detectado concentraciones altas de arsénico, flúor, cadmio y otros metales pesados que pueden generar riesgos a la salud de la población si no se ejerce un control sobre los mismos.
Los pozos de los municipios de Asientos y Tepezalá son los de mayor riesgo debido a que la presencia de arsénico se encontró sobre los límites permitidos, sin que eso signifique que se tengan que cerrar las fuentes de extracción de agua, sino atender un plan que permita reducir los indicadores y mejorar la calidad del agua, explicó el comisionado para la Prevención de Riesgos Sanitarios del ISSEA, Octavio Jiménez Macías.
Precisó que sólo en el caso de esos dos municipios, por el arsénico, se puede decir que hay focos rojos sobre la calidad del agua, mientras que en otras zonas del Estado se ha detectado la presencia de otro tipo de metales como el flúor, cadmio, nikel e incluso plata, pero en bajas concentraciones, por lo que en estos casos solamente se hace más constante el monitoreo.
El funcionario explicó que en el territorio estatal se cuenta con una red de aproximadamente 500 pozos del que se extrae el agua para uso y consumo humano, y poco más del 40% de ellos están en el municipio capital, todos los cuales son objeto de un monitoreo continuo desde hace más de 15 años, precisamente para conocer la calidad física, química y microbiológica del agua y para prevenir, detectar y atender cualquier riesgo que se pudiera generar para la población por su empleo.
En todo este tiempo, añadió, se han detectado algunos puntos de riesgo como ocurrió tiempo atrás en Calvillo con la presencia de flúor, cadmio y otros metales que se creía que se habían incrementado por el uso de plaguicidas, así como en los casos de los pozos de Asientos, Cosío, algunos de Rincón de Romos, Jesús María y en los del municipio capital, donde se detectó la presencia de metales pesados, aunque las concentraciones o niveles en los que se han observado no ameritan el cierre de los mismos, pero sí un tratamiento especial para evitar que sobrepasen los limites permitidos.