«La repetición no transforma una mentira en verdad».
FRANKLIN D. ROOSEVELT
Ayer, uno de los reporteros habituales de la mañanera, Carlos Pozos, Lord Molécula, conocido por sus preguntas zalameras al Presidente, se quejó del trabajo de periodistas como Ciro Gómez Leyva y Joaquín López Dóriga: «Estos voceros del régimen neoliberal, Presidente, están rebasando la línea de libertad de expresión», dijo. «Mi pregunta es: ¿la Secretaría de Gobernación, a través de Radio y Televisión, podría hacerles un exhorto a conducirse con respeto, con que no hagan mentiras falsas?».
Yo no sé qué sean las «mentiras falsas». Supongo, por la doble negativa, que se trata de verdades, pero es difícil pensar que el reportero entienda qué es una doble negativa. En su respuesta, López Obrador recordó que en el pasado «me daba entrevistas el licenciado Jacobo Zabludovsky en su programa de radio, excepcional porque no me entrevistaban, no me invitaban, y él me abría micrófono de manera muy peculiar porque traía la presión de los dueños de la estación».
Zabludovsky conducía entonces el programa «De una a tres» en Radio Red de Grupo Radio Centro, mientras que Guadalupe Juárez y yo estábamos a cargo del noticiario matutino de la misma emisora. Lupita y yo tuvimos también varias veces conversaciones con Andrés Manuel, sin que nunca nos cuestionaran los dueños, encabezados por Francisco Aguirre Gómez. También conversé con López Obrador varias veces en «La Entrevista con Sarmiento» en TV Azteca, sin ningún cuestionamiento del dueño, Ricardo Salinas Pliego.
Le reconozco a López Obrador que no haya tomado —que yo sepa— medidas para censurar a los medios. Es cierto que varios periodistas críticos han perdido sus empleos, pero esto es producto de la crisis económica y del deseo natural de los dueños por quedar bien con el Gobierno. No hay duda, sin embargo, de que al Presidente le gusta atacar, con toda la fuerza de su cargo, a los medios que considera críticos. Lo ha hecho con Reforma y El Universal, pero también con el New York Times, El País, el Wall Street Journal y el Financial Times. De igual manera ha cuestionado a periodistas en lo personal. Es, de hecho, una actitud común entre los populistas: Donald Trump afirma que los medios críticos son el «enemigo del pueblo».
Algunos de los simpatizantes del Presidente han ido más allá. John Ackerman acusó a los periodistas críticos de ser un «sicariato mediático», la «contracara» de los «sicarios del narco». Epigmenio Ibarra habló de una «coordinación» entre «el crimen organizado» y una «derecha golpista».
Preocupa, por supuesto, la polarización en un momento tan complicado, pero más aún la idea de que hacer una crítica al Presidente implica ser golpista o sicario. De igual manera inquieta que algunos supuestos reporteros que asisten a las conferencias de prensa del Presidente sean activistas contra la prensa antes que periodistas.
La libertad de expresión fue uno de los escalones que permitieron a López Obrador ganar las elecciones de 2018. Zabludovsky no era el único que lo invitaba a entrevistas. Supongo que algunas empresas sí le tendieron un cerco informativo, pero la mayoría de los conductores teníamos que batallar para que nos aceptara una conversación al aire.
Hoy, sin embargo, tenemos a supuestos reporteros, muy cercanos al Gobierno, que piden que la Secretaría de Gobernación lance un exhorto para que los periodistas se abstengan de divulgar «mentiras falsas». Quizá les molestan las verdades verdaderas.
SUSPENSIÓN
El ministro de la Suprema Corte, Luis María Aguilar, concedió a la Cofece una suspensión contra la nueva política de electricidad. La batalla, sin embargo, apenas comienza. El Gobierno tiene 30 días para presentar argumentos contra la controversia constitucional, y usará toda su fuerza para defender esta política tan relevante para su ideología.