México, 5 jun (EFE).- Autoridades federales y migratorias mexicanas frenaron este miércoles una caravana de uno 500 migrantes que se internó en la frontera sur de México y que tenía como destino Estados Unidos.
La caravana cruzó por la mañana de este miércoles el puente fronterizo entre Guatemala y México sin que las autoridades migratorias mexicanas lograran detenerlos, según informan medios locales.
Los migrantes tenían como objetivo llegar a la ciudad de Tapachula, en el suroriental estado de Chiapas, a unos 40 kilómetros de la frontera pero por la tarde fueron interceptados a mitad del camino, en el municipio de Metapa, a 20 kilómetros del cruce fronterizo.
Autoridades del Instituto Nacional de Migración (INAMI) de México, y las Policías Federal, Militar y Naval, que conforman la Guardia Nacional, desplegaron un operativo, con unos 200 agentes, para contener el paso de los migrantes en Metapa.
Tras su detención las autoridades pidieron a los migrantes subir a autobuses en los cuales se dirigieron a la Estación Migratoria Siglo XXI en Tapachula donde iniciarán sus procedimientos de regularización de entrada al país.
Por otra parte, el Inami informó, mediante un comunicado, que este día retornó, vía aérea, a 110 personas de nacionalidad hondureña, desde la ciudad de Villahermosa, en el estado de Tabasco a la ciudad de San Pedro Sula, en Honduras.
Precisó que en su mayoría era familias con niños, quienes tenían una condición de estancia irregular en México.
Desde mediados de octubre, miles de migrantes, la mayoría centroamericanos, cruzan México en caravana en un éxodo sin precedentes que ha desatado fuertes choques diplomáticos.
El último de ellos, la decisión de imponer aranceles a partir del 10 de junio por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a todos los productos mexicanos y como castigo por no parar la migración.
Pese a los intentos para reforzar la seguridad por parte de México, este mismo miércoles el flujo de migrantes continúa en la frontera entre México y Guatemala, tal y como constató Efe.
A finales de diciembre de 2018, el Gobierno mexicano cedió a las presiones de Trump y aceptó que los migrantes, una vez hecha la petición de asilo a Estados Unidos, regresaran a México para esperar ahí respuesta, incrementando la presión ya existente en la frontera.