México, 11 jun (EFE).- Las editoriales independientes de México, que publican autores alejados del circuito comercial, echarán por la ventana sus publicaciones en el Remate de Libros de la Ciudad de México, un mercado en el que las grandes casas rescatan de sus bodegas los títulos sin vender.
El Remate de Libros, establecido en 2007, es un mercado en el que las editoriales presentan sus títulos de bodega en la segunda mitad del mes de julio en Los Pinos, la antigua residencia presidencial de México transformada ahora en un centro cultural.
Entre los independientes que ya preparan sus títulos destaca «Editores Sin Nombre», que comenzó con ensayos y que con el paso del tiempo ha ido ampliando su abanico hasta abordar diversos géneros y temáticas.
Compartirán espacio con «Los Bastardos de la Uva», una editorial centrada en poesía, novela, ensayo y cuento que inicialmente surgió como una revista trimestral que divulgaba a escritores noveles y consagrados.
«Somos una editorial pequeñita, que sacamos entre tres y cuatro títulos por año», aseguró a Efe Ricardo Lugo, uno de los profesionales de esta iniciativa.
En este sentido, les interesan «muchos» autores «fuera del circuito comercial» y por ello han trabajado la poesía -que es un género «poco leído» y «maltratado»- y el ensayo, que se encuentra «olvidado», explica.
Una implicación que también se observa en «Generación», una revista de contracultura fundada en 1988 por cuatro reporteros que buscaban manifestarse «de una manera libre, sin censura y reflejando el espíritu de una generación nacida durante los años 60», confirma Carlos Martínez Rentería, que formó parte del equipo fundador.
La revista sigue en la calle con un impulso que se trasladó al mundo editorial y que acumula ya 17 obras, la mayoría antologías de los temas publicados en la revista.
Sin embargo, también imprimen libros con textos inéditos de autores jóvenes, como Juan Mendoza, además de clásicos de la contracultura. Entre ellos, Charles Bukowski o José Agustín.
«Creemos en el trabajo colectivo. A pesar de que cada uno tiene a su cargo distintas actividades, todos discutimos y tomamos decisiones», asegura Astrid López, de «Antílope», una editorial que aborda poesía, crónicas y novelas .
Cuando no están realizando labores de edición, los editores hacen promoción de sus trabajos a través diferentes medios, desde ferias del libro a presentaciones, pasando por el contacto con los medios de comunicación.
El Remate de Libros, y otras ferias como la del Zócalo en la Ciudad de México, o la de Guadalajara entre las relevantes para las editoriales independientes.
«La más importante para nosotros, en términos de difusión, es la FIL del Zócalo», aseguran «Los Bastardos de la Uva». En esta cita, además, se reserva un espacio a las editoriales independientes, relatan.
Los editores de «La casa de las palabras» explican lo complicado que resulta para las editoriales independientes introducirse en el circuito de las librerías. «El descuento que solicitan para que los productos puedan ser comercializados es muy alto, variando entre el 45% y el 50% sobre el precio inicial», confirman.
Unos porcentajes que implicarían que los sellos más pequeños «no se puedan sostener». «Por ello, las formas de distribución que solemos emplear son las ferias», explican desde «La casa de las palabras».
Pero, también, muchas editoriales independientes han entrado en las nuevas plataformas digitales, como Kichink o Amazon.
Anabel Ballesta, de «La casa de las Palabras», asegura que en México se lee «más de lo que se piensa». «La cantidad de libros que se imprimen y que no se mandan fuera del país alcanzan un alto porcentaje», confirma.
Datos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana señalan que desde 2011 la producción editorial se ha mantenido más o menos estable entre 1,4 y 1,5 millones de ejemplares al año, de los que el 7,5 % fueron destinados a la exportación.
En cualquier caso, defienden que no vendría mal un mayor estímulo de la lectura, que se podría conseguir mediante diferentes formas. «Los espacios para la lectura no solamente deben ser físicos, como bibliotecas o clubes de lectura. También es necesario dedicar tiempo específico», indica Astrid López, de «Antílope».
Y, sobre todo, se debe abordar el tema económico. «Son importantes las alianzas para reducir el costo de los libros y que, así, puedan llegar a los lectores a precios bajos», aseguran desde «Antílope».
«Estos apoyos permitirían la circulación de nuevos autores y la publicación de libros que no tienen cabida en los corporativos editoriales más grandes», concluyen.