México, 30 jun (EFE).- El mexicano Jonathan Paredes, doble medallista mundial de clavados de altura, cree que si un día perdiera el miedo a lanzarse desde los 27 metros sería como conducir ebrio y dejaría de apreciar su vida.
«Cuando pierdes el miedo a lo que estás haciendo le pierdes el respeto a lo que te estás dedicando. Es como manejar un coche borracho, ya no estás respetando tu vida y eso no es bueno», dijo en entrevista a Efe el competidor de 29 años.
Paredes era un saltador a punto de entrar a la adolescencia cuando recibió la oportunidad de participar en un espectáculo en la Feria de Chapultepec de la capital mexicana. Ahí ganó su primer salario como clavadista desde lo alto y sin darse cuenta creó las bases para luego dedicarse a los saltos de altura.
Para un niño de 14 años no hay ecuación más perfecta, deporte, ganar dinero y darse los caprichos. Esos ‘shows’ me llevaron a desempeñar la profesión en la que estoy ahora y me da la oportunidad de combinar clavados con espectáculo desde los 27 metros», explica.
Aunque sale poco en los diarios porque su disciplina no es olímpica, Paredes es uno de los mejores deportistas de México en los últimos años que después de ganar medalla de plata en la reunión de saltos de altura de las islas Azores el pasado 22 de junio saltó al segundo lugar de la Serie Mundial del 2019, en la que suma 350 puntos y aparece después del británico Gary Hunt, con 600.
«El resto de la Serie lo veo bien. El resultado de la semana pasada me dio motivación. La próxima etapa, en Beirut el 14 de julio, será desde las piedras. Eso se me da bien y espero lo mejor», afirma.
Hunt es el más grande saltador del momento, favorito para ganar los Mundiales de Gwangju, en Corea, en julio, pero el mexicano pasa por una etapa de madurez y cree poder competir sin complejos contra el europeo.
«Gary es amigo, una persona a la que le encanta relacionarse, está aprendiendo ruso y español, habla francés e inglés. No se rompe fácil pero se le puede ganar, es un ser humano», opina Paredes.
La estrategia del mexicano para superar al campeón mundial de 2015 es aumentar la complejidad de sus saltos, lo cual está haciendo desde hace unos meses cuando incorporó a su repertorio un par de clavados de más de 4,5 grado de dificultad, las cuatro vueltas al frente con giro y medio y las tres vueltas atrás con tres giros.
«Con esos bien ejecutados me he acercado a Gary. Él tiene un salto de 5,1, las tres vueltas atrás con tres giros, que quiero empezar a hacer», confiesa.
Paredes trabaja en España con el entrenador venezolano Ramón Fumadó y en Guadalajara, México, con Luis Huerta, quien pertenece al equipo del reconocido técnico Iván Bautista, con varios alumnos medallistas olímpicos y mundiales.
Poco después de la parada en Beirut de la Serie Mundial, el saltador asumirá los Mundiales y el 14 de agosto, cumplirá 30 años, edad a la que arribará en un buen momento como deportista, con experiencia y sin lesiones.
«Gary Hunt y el colombiano Orlando Duque, otro grande, encontraron el clímax de su carrera con 35 y 36 años. Yo soy más joven aunque estoy en el circuito desde 2011», dice y da entender que aún le falta por vivir lo mejor de su carrera.
A diferencia de los saltos olímpicos, los de altura, aparte de ser desde 27 metros, cambian de condiciones en cada competencia. Los clavadistas deben adaptarse al cambio del viento, al oleaje y otros retos, lo cual obliga a mantener una estabilidad mental.
«Yo tengo un ritual. Soy católico, me persigno antes de saltar y a partir de ahí trato de mantener la estabilidad emocional», cuenta.
Paredes dio su gran golpe como saltador en el 2017 cuando le rompió una cadena de triunfos seguidos a Gary Hunt en la Serie Mundial. Ahora pretende hacer eso en los Mundiales, aunque solo buscará los triunfos después de garantizar su salud.
«Nunca ha muerto nadie en este deporte, pero pienso primero en salir entero del agua», insiste y vuelve a defender su derecho a temer a las alturas. Solo así podrá seguir dominándolas.