Por Jorge Barnola
En las últimas décadas, varios políticos y especialistas han argumentado que la religión juega un papel importante para “motivar” o “inspirar” a organizaciones terroristas. Por ejemplo, en el modelo de “Las cuatro oleadas del terrorismo moderno”, diseñado por el prestigioso académico David Rapoport, señala que el mundo se enfrenta actualmente a la “cuarta ola” de terrorismo, la cual está vinculada estrechamente con creencias religiosas.
Al-Qaeda ha sido el grupo terrorista más referente al terrorismo religioso. El Islam definió muchos aspectos relevantes dentro de su organización, siendo él mismo pieza clave para “justificar” sus acciones. No obstante, sus objetivos inmediatos fueron más bien enfocados a cuestiones políticas, finalidades parecidas a cualquier otro tipo de terrorismo. Pero, ¿qué hay del Estado Islámico?, ¿tiene también propósitos políticos a corto plazo? El ISIS es una organización terrorista surgida en la última década como el resultado de una fusión de varias milicias yihadistas en Irak. Pese a ser una organización compleja, el Estado Islámico está interesado en crear un nuevo orden político en los territorios que ocupa. Sus metas inmediatas en Medio Oriente han sido también económicas, como incurrir a varias actividades criminales para financiarse, tales como ganancias petroleras en el norte de Irak y Siria, saqueos, impuestos en las áreas que controlan, o secuestros. Contrariamente al yihadismo en Europa, que aunque sus actividades son financiadas también por diversas fuentes, éstas por lo general han sido de procedencia lícita.
A pesar de que las agencias policiales occidentales han reducido las actividades yihadistas en línea (como es el caso de la EUROPOL, que recientemente ha desmantelado significativamente las redes sociales del grupo terrorista en varios países europeos), la amenaza de la yihad en el continente europeo no se reducirá a mediano plazo. Principalmente porque la mayoría de los yihadistas arrestados, que actualmente cumplen sus penas en prisión dentro de Europa, serán excarcelados alrededor del año 2023. Mientras tanto, el grupo terrorista se ha obstinado en reclutar nuevos miembros, gracias al aumento substancial de su propaganda, en especial la digital que ha sido optimizada en los últimos años.
Si el terrorismo religioso tiene metas políticas como cualquier otro tipo de terrorismo, es probable que sea susceptible a soluciones o estrategias políticas. Como fue el caso del ex-grupo terrorista nacionalista vasco ETA, que aunque la organización difiera drásticamente de dimensión y complejidad; se logró el cese definitivo de su actividad armada gracias a las tensas y difíciles negociaciones entre el Gobierno español del ex-presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el grupo separatista.
El Estado Islámico ha estado perdiendo poder y control (especialmente en Medio Oriente), sin embargo, es improbable que su presencia se suprima a mediano plazo en países europeos. Su vertientes y objetivos religiosos son importantes mas no fundamentales; por lo tanto, soluciones o estrategias políticas como “tecnológicas” podrían ayudar considerablemente a contrarrestar el auge de ISIS en Europa.
* Consultor en la Administración Pública. Maestro en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente cursa una maestría en Lucha Contra el Crimen Organizado y el Terrorismo por University College de Londres.