Aguascalientes.- El de los alimentos es uno de los sectores más afectados por la “nueva normalidad”, pues los desayunaderos y restaurantes registran poca afluencia incluso los domingos, “porque la gente sí se está cuidando de los contagios y porque la economía de las familias se encuentra lastimada”.
Desde los puestos callejeros de tacos y gorditas, las loncherías, las menuderías y hasta los restaurantes formales que ofrecen promociones en bufetes y el económico “desayuno continental”, lucen desiertos de gente a temprana hora y hasta el mediodía del domingo, porque se le está batallando con el dinero.
“No es que la gente no tenga hambre temprano, lo que sucede es que el dinero está escaso y lo poco que se tiene hay que cuidarlo para no batallar a media semana, eso nos está golpeando fuerte porque no hay consumo”, mencionó el propietario de una menudería ubicada sobre López Mateos.
“Todas las personas comen, eso es cierto, pero no siempre hay dinero para poder hacerlo fuera de casa y si a eso se le agrega que la gente sigue asustada por lo del coronavirus, el resultado es este, negocios de alimentos preparados sin clientela; le estamos batallando en serio”, aseguró el comerciante.
La misma situación se presenta en las loncherías y en los carritos con venta de gorditas, quesadillas y otros productos típicos que se ubican en puntos estratégicos donde hay movimiento de gente, sea cerca de los tianguis, en la Línea de Fuego, en los mercados y en las inmediaciones de los templos, pues en muchos de ellos sus propietarios se lamentan de ver cómo la gente sólo le echa un ojo a los guisados pero se pasa de largo, “porque la economía no está bien”.
En los restaurantes que trabajan desde temprana hora, los que se ubican en calles céntricas y los que operan al interior de algunos hoteles, ocurre lo mismo, al tener poca gente, aunque la oferta del servicio de bufete es tentadora, sólo que en tiempo de crisis económica pagar 100 pesos o más por persona para acceder a la variedad de alimentos preparados, resulta todo un sacrificio del que la gran mayoría se privan para luego no lamentar ese tipo de gustos.
La caída en las ventas o la falta de clientes ha obligado a muchos comerciantes del ramo a suspender sus actividades, medida que también está aplicando en muchas de las loncherías y restaurantes formales porque, según sus propietarios, “están tan mal las ventas que ni siquiera sale para pagarle a los empleados, esa es la triste realidad”.