Belgrado.- El presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, han conseguido este viernes que Kosovo y Serbia reanuden de forma gradual el difícil diálogo para normalizar sus relaciones; un diálogo que estaba estancado desde 2018.
Es el resultado de la «cumbre de París», una cita virtual para impulsar el proceso de distensión entre Belgrado y Pristina amparado por la Unión Europea (UE).
Participaron el presidente serbio, Aleksandar Vucic, el primer ministro kosovar, Avdulah Hoti, el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, y Miroslav Lajcak, representante especial para el diálogo entre Serbia y Kosovo.
Vuci y Hoti «acordaron profundizar su cooperación», se indica en el comunicado conjunto de Macron y Merkel tras concluir la cumbre.
RESTABLECER LA CONFIANZA
«Hay un compromiso de todos para proceder etapa por etapa» para el restablecimiento de la confianza, con el objetivo de llegar a «una normalización» de las relaciones entre las dos partes, indicaron fuentes del Elíseo tras el encuentro virtual.
El primer paso será una videoconferencia con Vucic y Hoti el próximo domingo, previo al encuentro presencial de ambos en Bruselas el jueves, 16 de julio, amparado por Borrell y Lajcak.
El desbloqueo del proceso se logra así pocas semanas después de que el recién elegido Gobierno de Kosovo cancelara las restricciones al comercio con Serbia que, impuestas en noviembre de 2018, lo habían paralizado.
El objetivo es normalizar las relaciones entre Kosovo y Serbia con un acuerdo vinculante, un requisito de la UE para que los dos países puedan avanzar hacia su integración en el club comunitario.
Serbia no reconoce la independencia que su antigua provincia de Kosovo proclamó de forma unilateral en 2008 y que ha sido hasta ahora reconocida por potencias como Estados Unidos y la mayoría de los socios europeos, aunque no por Rusia, China, España, la India y Brasil, entre otros.
POSTURAS ALEJADAS
El reconocimiento de Kosovo por parte de Serbia es la principal «manzana de la discordia» en este conflicto, y no se espera que sea abordado antes del final del diálogo, admitieron las citadas fuentes.
«Sabemos de las dificultades en Serbia y a escala internacional de ese reconocimiento. No nos saltemos las fases. Hay que ir paso a paso y conseguir que las dos partes lleguen a entenderse» sobre esa cuestión y otras, explicaron.
Por otro lado, declinaron «prejuzgar» qué posición futura podrán adoptar al respecto España y otros socios que no reconocen a Kosovo.
Si bien considera importante que el diálogo se celebre «bajo la égida europea», la UE no impone soluciones ni puede prejuzgar el resultado final del proceso, resaltaron.
Hoti reiteró hoy la exigencia de que no se toque ni modifique ningún aspecto de la soberanía de su país. «La integridad territorial de Kosovo no es negociable, como tampoco su organización constitucional», declaró el primer ministro, según un comunicado oficial citado por el portal kosovar Koha.
El acuerdo final debería además implicar el reconocimiento de Kosovo como país independiente también por parte de España, Grecia, Chipre, Rumanía y Eslovaquia, y dar paso a que el joven país integre la ONU y otras organizaciones internacionales, señala la nota.
Por su parte, Vucic rechazó como «maximalistas» estas exigencias, calificándolas de «ilusiones», y advirtió de que Serbia no acepta ningún tipo de presión.
Belgrado «está dispuesto para hablar de todos los pasos que mejorarían las relaciones de los pueblos, circulación de personas, mercancías y capitales, pero no aceptará ningún ultimátum», declaró el presidente serbio a la prensa de su país.
«Tendremos que hablar, pero no es fácil hablar con alguien que vive fuera de la realidad», insistió al resaltar que también deben considerarse los intereses de Serbia, en cuya Constitución Kosovo sigue apareciendo como parte del territorio nacional.
«Tenemos ante nosotros un difícil período (negociador); también ante aquellos que creían que le sacarían todo a Serbia y que no habrá nada para Serbia», declaró Vucic.
LA UE Y LOS BALCANES
La cumbre de hoy se enmarca en el intento del eje París-Berlín de liderar los esfuerzos para estabilizar los Balcanes occidentales.
Para la UE, el compromiso conseguido «es muy importante» por el reto que supone la seguridad en la zona y por el desafío de dar a esos países una perspectiva europea en un momento en que en esa región hay «influencias que no son favorables a la cohesión europea», subrayaron las mencionadas fuentes francesas.
«Tenemos desde hoy el acuerdo de las partes para el diálogo. Y hay una agenda (…) Tenemos una expresión de buena voluntad que es muy clara», añadieron.
Está claro que el interés fundamental de Kosovo y Serbia para llegar a una solución es «el anclaje en Europa», y que la situación actual genera dificultades a ambos países, por lo que Macron y Merkel aseguraron, en su declaración final, que «seguirán comprometidos con este asunto».
«La normalización de las relaciones entre Kosovo y Serbia es esencial para la seguridad y la estabilidad de la región», subrayaron ambos mandatarios en la nota.
También Washington ha intentado recientemente mediar en el conflicto, pero una reunión de líderes kosovares y serbios prevista para finales de junio en la Casa Blanca fue cancelada por Pristina después de que un tribunal internacional especial acusara de crímenes al presidente kosovar, Hashim Thaci.