Aguascalientes.- Al cabo de un estudio de laboratorio, la PROFECO cuestionó el valor nutricional del refresco, pese a lo cual se trata de uno de los productos de mayor consumo entre la población mexicana, al registrarse un consumo promedio de al menos 163 litros por persona al año.
En un estudio que denominó “Lo Amargo de los Refrescos” y en el que se analizó la composición de las bebidas gaseosas, así como el impacto que tiene en la salud al incidir en los problemas renales, la obesidad y en el riesgo de la diabetes, la PROFECO advirtió que la ingesta de los refrescos está tan arraigado en la cultura y en la dieta misma de la población, que México ostenta el vergonzoso primer lugar a nivel mundial en el consumo de esas bebidas.
La investigación resalta que si bien es cierto que el sobrepeso y la obesidad son causados por múltiples factores, sin embargo cada vez es mayor la evidencia científica de que el consumo de bebidas azucaradas está relacionado con el aumento de peso en adultos y que es un factor de riesgo para obesidad, diabetes y enfermedad isquémica.
Los resultados del estudio que se publica en la edición de julio de la Revista del Consumidor, refieren que el ácido fosfórico y el benzoato de sodio que contienen los refrescos pueden llegar a originar cálculos y problemas renales (piedras en los riñones), además que está plenamente comprobado que el consumo de las bebidas gaseosas tiene una relación muy estrecha con la obesidad, debido a que se trata de productos altos en calorías.
El consumo desmedido de refresco aumenta el riesgo de desarrollar diabetes, puesto que los altos niveles de azúcar causan un aumento brusco en el nivel de glucosa en sangre y no ayudan a quien lo ingiere se mantenga saciado por mucho tiempo, de manera que como resultado, el cuerpo siente hambre y fatiga, desencadenando un círculo vicioso que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2.
De la misma manera, en el estudio de referencia se advierte que los llamados refrescos light tampoco resultan ser buenos para la salud, por lo que la PROFECO sostiene que las bebidas gaseosas sin azúcar, como es el caso de las que se promocionan como “Zero” o “Light”, no son una buena opción porque no ayudan a llevar una alimentación saludable, además que su consumo puede generar una preferencia por alimentos muy dulces.
Por si no fuera suficiente, los edulcorantes como la sucralosa, el aspartame y la sacarina, muy utilizados en este tipo de bebidas, podrían alterar el equilibrio y la diversidad de la microbiota intestinal, provocando intolerancias a la glucosa y enfermedades metabólicas.