«No está en la naturaleza de la política que los mejores hombres deben ser elegidos. Los mejores hombres no quieren gobernar a sus semejantes».
George MacDonald
ENSENADA, B.C.- Si bien Andrés Manuel López Obrador bajó impuestos en la frontera con Estados Unidos, el gobernador de Baja California Jaime Bonilla no sólo ha creado nuevos gravámenes, sino que ha lanzado una persecución de empresas para allegarse recursos.
El 29 de diciembre de 2018 López Obrador firmó un decreto para la frontera norte que bajaba el IVA de 16 a 8 por ciento, reducía el ISR empresarial y homologaba el precio de la gasolina al de Estados Unidos.
Esta filosofía, sin embargo, no la comparte Jaime Bonilla, también de Morena, quien impuso una sobretasa al impuesto de nómina y creó nuevos impuestos estatales a derivados del petróleo. En abril, en plena pandemia, el Congreso estatal aprobó otros impuestos a petición de Bonilla: 1.5 por ciento a gasolineros y gaseros, y 1.5 por ciento a aplicaciones digitales para transporte, como Uber, y de entrega de alimentos, como Uber Eats.
A esto hay que añadir una campaña para obligar a empresas a pagar supuestos adeudos de agua. «Se presentan y te dicen que tienes que pagar 20 o 30 millones de pesos en dos o tres días. Si no, te cierran el agua y cancelan la toma con concreto», me dice un empresario. Primero pagas y después te defiendes en los tribunales.
Bonilla obtuvo un contundente triunfo el 2 de junio de 2019 con 50.38 por ciento de los votos. El resultado fue en parte reacción al mal Gobierno de su predecesor, el panista Francisco Vega. Pero Bonilla ha desperdiciado su bono político. Primero pasó los primeros meses concentrado en un vano intento por ampliar su régimen de dos a cinco años, lo cual fue rechazado por la Suprema Corte, tras lo cual presentó, como una extraña venganza, una iniciativa para reducir de seis a tres años el mandato de su sucesor.
Como gobernador, su comportamiento ha sido errático. El 8 de julio publicó un decreto para eliminar una caseta de peaje en la Autopista Escénica entre Tijuana y Rosarito. Él acudió personalmente a levantar las plumas. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes señaló que la acción era ilegal y dos días después elementos de la Guardia Nacional retomaron la caseta.
El gobernador, por otra parte, ha decidido que toda la información relevante del Gobierno, incluido el manejo de la pandemia, se concentre en transmisiones de su página de Facebook. La autoridad «elige los temas», «lo que resulta en bloqueos informativos que violentan el derecho al acceso a la información», denunció un grupo de 88 periodistas. Bonilla ha lanzado también ataques contra los medios que no se limitan a transcribir sus posiciones: «Yo les doy aquí la información muy transparente -dijo en Facebook-, si no la quieren escribir como es, pues es ese un problema que tienen que resolver». La CNDH ha hecho «un llamado urgente a las autoridades del Estado de Baja California para que garanticen el respeto a la labor informativa de periodistas y aseguren el respeto a la libertad de expresión y de acceso a la información».
Bonilla se ha convertido en un problema para el propio Presidente. Calificó la acción de la Guardia Nacional para retomar la caseta como un acto «gangsteril», «un abuso imperdonable». En la pandemia, mientras el Gobierno federal fijó en naranja el semáforo del Estado para esta semana, él lo mantuvo en rojo por decisión personal.
Bonilla actúa sin mesura. Quizá es una actitud de moda en estos tiempos del populismo, pero hace muy difícil para los gobernados tomar decisiones y tratar de vivir en un Estado de derecho.
EL PADRINO
Una vez más se equivocó AMLO al afirmar que el hijo del Padrino, de Mario Puzo, estudió en el extranjero. El Presidente debería por lo menos echar un vistazo a las obras que cita.