¿Por qué no reconoce abiertamente este Gobierno que no tiene ningún interés en combatir al narcotráfico, en lugar de estar poniendo mil pretextos para hacerlo y estar justificando el actuar de los delincuentes?
Nos ahorraría muchos corajes Alfonso Durazo si saliese a decir: “no es nuestra prioridad el combate a la delincuencia”.
La respuesta oficial al video propagandístico del Cártel Jalisco Nueva Generación difundido la semana pasada es ridícula. Puros pretextos y puras justificaciones. Lo dicho por Alfonso Durazo de que todo pudo haberse tratado de un montaje y lo agregado por el General secretario de la Defensa de que la videograbación coincidió con el cumpleaños de «El Mencho” y que se trató más bien de una respuesta a otro cártel y no un desafío al Estado Mexicano, es puro rollo mareador de un Gobierno que claramente no tiene la voluntad de combatir frontalmente al crimen organizado.
La respuesta no oficial del Gobierno, dada a conocer por el productor de narcoseries, Epigmenio Ibarra, es igual de lamentable y ridícula. Dice Epigmenio que fue un montaje y no un despliegue real, que así no opera el Cártel Jalisco y, peor aún, acusa a los medios de comunicación de hacerle el juego al narco para hacer quedar mal al Gobierno. Critica, al igual que Jenaro Villamil, que los noticieros y los periódicos le hayan dado tanta importancia a un video que, dicen ellos, no la tiene.
¿No tiene importancia periodística un video en el que aparecen lanzando vivas al delincuente más peligroso de este país más de setenta personas, perfectamente armadas, a bordo de camionetas blindadas de último modelo? ¿De verdad no consideran ellos que ese video es una afrenta al Gobierno?
Está clarísimo, y quien no lo vea así es porque de plano está ciego, que el video, así haya sido en respuesta a otro grupo delincuencial, fue una burla al Estado Mexicano, y por lo tanto a su jefe, el Presidente, que no ha querido ponerles un alto a los narcos. Su lógica es que la violencia engendra más violencia y por eso la orden a las Fuerzas Armadas y a la Guardia Nacional para que dejen de combatir al crimen. El problema es que esa pasividad lo único que ha provocado es que el narco se haya hecho más fuerte y poderoso de lo que ya de por sí era. Ahora el narco mata sin temor a represalias a un juez de Distrito, intenta matar sin temor a represalias al principal jefe policial del país, amenaza sin temor a represalias a los principales secretarios del Gabinete presidencial.
No nos sorprenda si al rato dan el siguiente paso. ¿Y cuál sería ese? No quiero ni mencionarlo de lo delicado que sería.
Tiene razón Durazo cuando dice que el Estado es mucho más fuerte que un grupo delincuencial. Claro que lo es. El asunto es que quienes hoy comandan al Estado no tienen la voluntad para hacer valer esa infinita superioridad.