Aguascalientes.- Los matadores de toros aguascalentenses Fermín Espinosa “Armillita” y José María Hermosillo estuvieron haciendo faenas de campo en la ganadería San Isidro donde disfrutaron la calidad y bravura de siete vacas que fueron probadas por Francisco Guerra Ibarra, cuya tienta sirvió también para festejar los 14 años de vida de Francisco José Guerra de la Maza, hijo de “Pancholín” Guerra Ibarra y su señora esposa Mariana de la Maza de Guerra.
En el caballo de la pica dejó ver su brazo educado para medir la fuerza y dar el debido castigo con la puya de tientas el buen varilarguero acalitano José Prado, quien aguantó de largo a tres de las examinadas que acudieron a su llamado, dejando ver que la suerte de varas, además de ser parte vital de la lidia, es toda una belleza cuando se ejecuta de forma perfecta ya sea en una plaza de toros o como en este caso, en la plaza de tientas de esa dehesa.
De las siete vacas, tres fueron de bandera, con gran profundidad en sus embestidas, además de tener nobleza, bravura y clase; dos buenas, con transmisión y calidad, y dos que pelearon al caballo y una de ellas inició bien ante la muleta pero pronto cambió de lidia, por lo que fue desechada, siendo un balance muy importante que constata el buen trabajo de esta familia ganadera, donde fueron aprobadas solamente tres dadas las condiciones que exige el ganadero para quedarse en los potreros de su ganadería.
FERMÍN ESPINOSA
Como director de lidia y primer espada actuó el continuador de la ilustre dinastía “Armillita”, quien con gran solvencia taurina dio lidia exacta a las tres vacas que le tocaron en suerte, dejando ver Fermín una muy importante madurez, gusto, reposo y sitio, cualidades que le permitieron correr la mano con el sello de la casa. Con las dos que fueron gran materia prima Espinosa destapó el frasco de aroma fino y dio cátedra de bien torear al citar, templar y mandar con gran reposo y empaque, estando en torero lidiador con la que no colaboró y a la que le caminó con solvencia y mucha torería.
JOSÉ MARÍA HERMOSILLO
Vaya si sudó el matador Hermosillo ante las extraordinarias embestidas de las tres vacas que le tocaron en suerte y con las que pudo expresar ese gran toreo clásico que seguramente le llevará a ocupar un lugar importante dentro del carro de los triunfadores. Toreó “Chema” con dimensión y temple, además de entender pronto la lidia en cuanto a tiempo y distancia que había que darles entre pase y pase. Citó de largo Hermosillo, para luego de la vitolina ligar derechazos en redondo con forzado de pecho y el desdén, en un entrenamiento por demás provechoso para este buen torero.
La séptima vaca fue para el cumpleañero que dejó ver una total actitud y firmeza templando muy bien por el lado derecho, sintiendo el “cante”, y, sin temor a equivocarnos, fue éste el mejor regalo de cumpleaños.
Quienes también se dieron un festín fueron los novilleros hidrocálidos Rafael Reynoso y Leo Ibarra, que salieron a las seis vacas con ese buen concepto que poseen, bajo la mirada del maestro Fermín Espinosa “Armillita” padre, quien les aconsejó en todo momento.
Al final de la tienta se compartió el pan y la sal, además de cantarle “Las mañanitas” al festejado, quien agradeció con emotivas palabras a sus padres y amigos el acompañarle en esos momentos, estando presentes sus padrinos de bautizo Claudio Huerta y su señora Claudia Lagunes de Huerta, sus padrinos de primera comunión José Barba y Haydée Jiménez, además del también criador de reses bravas José Vaca Elguero, entre otros invitados.