México, 28 jul (EFE).- Con una de cal y otra de arena, el exdirector de la petrolera estatal mexicana (Pemex) Emilio Lozoya declaró este martes por primera vez ante un juez prometiendo por un lado «colaborar» con la justicia y por otro denunciando haber recibido «intimidaciones» durante las investigaciones por corrupción en su contra.
El que fue titular de la petrolera estatal mexicana entre 2012 y 2016, bajo el Gobierno de Enrique Peña Nieto, declaró por la compra irregular de una planta de fertilizantes, mientras que este miércoles lo hará por haber recibido sobornos de Odebrecht, los dos casos por los que fue extraditado el 17 de julio desde España.
Durante la audiencia, en la que Lozoya participó de forma telemática desde un hospital capitalino al que fue ingresado con anemia a su llegada a México, la Fiscalía General de la República pidió su imputación por el delito de operación de recursos de procedencia ilícita.
VERSIONES ENCONTRADAS
La Fiscalía lo acusó de haber adquirido una casa mediante un soborno de Alonso Ancira, director de Altos Hornos de México arrestado en España, a quien luego devolvió el favor con la compra por parte de Pemex de una planta de fertilizantes inservible.
Según el relato del Ministerio Público, Ancira pagó en 2012 tres millones de dólares a una cuenta en Suiza de Gilda Susana Lozoya, hermana de Emilio Lozoya, quien utilizó 1,55 de estos millones para comprarse una lujosa casa en la capital mexicana a finales de ese año.
En diciembre de 2013, cuando Lozoya ya dirigía Pemex, la petrolera estatal compró a Ancira con un sobreprecio la planta de fertilizantes Agronitrogenados, en el estado de Veracruz, que llevaba 14 años abandonada.
Pemex aprobó la compra por 455 millones de dólares y otros 200 millones para su rehabilitación y modernización, pero según la Fiscalía una nueva planta hubiera tenido un costo de entre 200 y 300 millones de dólares, por lo que había un «acuerdo» con Ancira.
En su intervención, Lozoya respondió que no es «responsable ni culpable» de estas acusaciones además de que la compra de la casa fue anterior al relato de la Fiscalía y la declaró debidamente cuando asumió la dirección de Pemex en diciembre de 2012.
Pero Lozoya no solo defendió su inocencia, sino que aseguró que durante las investigaciones en su contra ha sido «sistemáticamente intimidado, presionado e instrumentalizado».
«Denunciaré y señalaré a los autores de estos hechos y vuelvo a reiterar mi compromiso de colaborar con las autoridades del Estado mexicano», añadió.
PENDIENTES DE LAS REVELACIONES
«A juzgar por lo dicho hoy, no existe un acuerdo entre Lozoya y la Fiscalía en el caso Agronitrogenados, como parece que existe en el caso Odebrecht», dijo a Efe Ricardo Alvarado, investigador de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
Y es que esta audiencia sirvió de antesala a la que tendrá lugar este miércoles con gran expectación mediática.
Lozoya declarará sobre la recepción de unos 10 millones de dólares de la trama Odebrecht, que habrían sido utilizados durante la campaña electoral y durante el Gobierno de Peña Nieto (2012-2018), del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Según se filtró en la prensa, Lozoya, quien fue arrestado en febrero en España, aceptó la extradición a México con la promesa de revelar a otros implicados en esta trama, lo que reduciría su condena.
Entre ellos estarían el mismo Peña Nieto y su secretario de Hacienda Luis Videgaray, quienes habrían sobornado a legisladores de la oposición para que aprobaran en 2013 la reforma energética que liberalizó el sector.
El actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo este martes en conferencia de prensa que el caso Lozoya es «importantísimo porque que va a ayudar mucho a que se destierre la corrupción».
Además, calificó a Lozoya de «testigo protegido» y abogó por que se recupere una parte de «lo robado» y aseguró que el nuevo dueño de la planta de fertilizantes aceptó devolver 200 millones de dólares.
UN CASO DECISIVO
Sin embargo, el asunto ha levantado suspicacias y acusaciones de tratos de favor porque hasta el momento no se ha difundido ninguna imagen de Lozoya, quien está enfrentando el caso desde un hospital privado en lugar desde la cárcel, a raíz de un anemia de la que no se sabía nada hasta su llegada.
Alvarado comentó que es «raro» que el día en el que llegó a México, la Fiscalía disfrazara a un hombre como si fuera Lozoya para despistar a la prensa mientras llevaba al original al hospital.
La opinión generalizada es que este caso será fundamental para demostrar si en la actual Administración hay una verdadera intención de destapar la corrupción del Gobierno anterior o si Lozoya se convertirá en un simple chivo expiatorio.
«Históricamente en México caen personajes representativos del Gobierno anterior pero nunca toda una red de corrupción. Este caso podría mejorar la sensación de justicia en el país y reventar la burbuja de la impunidad o seguir como hasta ahora», opinó Alvarado.
La primera sesión de Lozoya ante un juez coincidió con la publicación de los resultados de Pemex del primer semestre, en el que perdió 26.406 millones de dólares, el enésimo ejemplo de la frágil situación de esta empresa desde hace décadas.