Guadalajara (México), 1 ago (EFE).- Con unas 9.000 piezas, una familia de Guadalajara, oeste de México, construye una réplica a escala del estadio Arrow Head, sede del equipo de fútbol americano Jefes de Kansas City como terapia ocupacional en el aislamiento.
Gustavo Torres, arquitecto y empresario de bienes raíces, contó a Efe que en marzo, cuando comenzó el aislamiento por la COVID-19, retomó su afición de dibujar estadios para matar el tiempo.
Unos días después comenzó la idea de llevar el proyecto del papel a la realidad de convertir su sueño de arquitecto mediante la creación miniatura del estadio de los campeones de la NFL.
Tras varias semanas de realizar los planos en un software basado en fotografías, vídeos e imágenes satelitales, comenzó a darle forma a las piezas de madera MDF mediante la técnica de corte con láser y mandó a construir una base para colocar la maqueta.
Pronto su sobrino Ricardo Fernández, ingeniero civil, se unió al trabajo. Luego otro sobrino aportó sus conocimientos en programación para crear un sistema de iluminación interactiva que se pudiera adaptar a las características del estadio.
A poco más de cuatro meses de iniciado, la familia ha invertido unas 25 horas de trabajo a la semana en armar casi 9.000 piezas y 70.000 pesos (unos 3.500 dólares) para darle vida a la maqueta en homenaje al campeonato de los Jefes.
«Es lo más cercano que pudimos hacer, la parte que más nos costó trabajo fue lo que dice el nombre del estadio, que es punta de flecha. Aproximar esas curvas y que el estadio vaya creciendo de esa manera es lo que es más cercano a la realidad», explicó.
El estadio está pensado y trabajado de manera minuciosa a escala de 1:125 sobre el diseño original del estadio construido en la década de los 70 con la clásica forma que asemeja a la punta de una flecha.
Además de la zona de entrada con puestos de comida y baños, el diseño considera los espacios del palco del dueño del equipo y los privado, dos pantallas de vídeo, la cancha con salida a los vestuarios, las rampas exteriores de acceso y las cerca de 72.000 butacas para aficionados.
Lo que empezó como un proyecto de entretenimiento se convirtió en una forma de convivencia familiar, pues cada domingo las hijas de Gustavo se reúnen alrededor del estadio para medir y pegar piezas.
«Esto se transformó en un proyecto familiar, una fiesta de cada fin de semana con música, haciendo bromas. Nunca pensé que fuera a ser un proyecto de integración familiar, pero se fue convirtiendo en eso poco a poco», señaló.
Los creadores planean trabajar durante todo agosto para concluir la parte alta de las graderías, las rampas y el sistema que dará vida a las pantallas de vídeo que podrán transmitir imágenes previamente programadas, además de un sistema para generar humo y simular la salida del equipo en cada partido a la cancha.
La intención es «inaugurar» el estadio en septiembre de manera paralela a la patada inicial de la temporada de la NFL y posteriormente que pueda ser prestado a museos, bares deportivos, plazas comerciales y lugares públicos para que la gente lo pueda conocer y apreciar.
Torres reveló que su idea es que el proyecto generar recursos económicos que sean destinados a las familias del personal médico fallecido por la COVID-19.