La Fiscalía General de la República aseguró que el conglomerado brasileño Odebrecht apoyó la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto en 2012. También afirmó que inyectó recursos en la campaña para gobernador de Tamaulipas de Rodolfo Torre Cantú, a quien asesinaron una semana antes de la elección. Se oye espectacular, pero está apuntando chueco, al citar como fuente madre para sus imputaciones a un ejecutivo de Odebrecht que no dijo lo que manifiestan que dijo.
Los fiscales se han basado en el testimonio de Luis Alberto de Meneses Wyell, quien era el director para México de Odebrecht, ante las autoridades de su país en Brasilia y ministerios públicos de la entonces Procuraduría General de la República en 2017. En su declaración de 46 páginas, como se publicó en este espacio hace tres semanas, De Meneses Wyell asegura que la única campaña a la que inyectaron dinero fue a la de Javier Duarte en Veracruz, en 2010.
Pero no todo está perdido. Con un poco más de esfuerzo, los fiscales pueden reenfocar su caso, si en realidad quieren llegar a la campaña presidencial de Peña Nieto, a partir de otro testimonio, el de Marcelo Bahía Odebrecht, el entonces presidente de la empresa que lleva el nombre de su familia, también ante fiscales brasileños y Ministerios Públicos mexicanos, quien está cumpliendo una condena en su país y que narró de manera descarnada el camino de los sobornos para obtener respaldos gubernamentales.
“En la hora que usted empieza a demandar un apoyo del Gobierno.. el Gobierno tendría que apoyar una empresa con la cuestión del sindicato, con la cuestión de infraestructura —dijo—, naturalmente crea una expectativa de que va a apoyar el proyecto político de aquella persona. Entonces existe ese tipo de pago. Existe también la cuestión de que usted quiere apoyar candidatos políticos que estén mucho más alineados con su interés… En el caso de México, la única cosa que yo sé, es que nosotros con seguridad apoyamos con toda certeza. Si me pregunta, las elecciones de Veracruz con certeza. Nuestras empresas apoyaron a los candidatos… y en general más de uno, porque usted quiere tener relación con todos ellos”.
El testimonio del ex-presidente de Odebrecht es difícil de entender por la forma entrecortada con la que hablaba, sin contexto, pisando sus propias frases, muchas de ellas en portuñol. Pero la bala de plata que deberían de estar puliendo los fiscales mexicanos en lugar de disparar para otro lado, se encuentran en las páginas 19 y 20:
“Con certeza las elecciones presidenciales. Con toda certeza hasta por la dimensión nuestra, empezó a haber participación… a pesar de no saber el valor (monto) o cómo se dio… Yo no sé si hubo pagos específicos para un (ininteligible). Lo que yo dije, lo que yo sé, es que hubo. La gente apoyó políticamente (…) los candidatos. Si eso involucraba pagos específicos, no sé”.
Marcelo Odebretch conoció a Lozoya en Río de Janeiro, cuando el capítulo latinoamericano del Foro Económico Mundial, que presidía el ex-director de Pemex, reunió en la capital carioca a varios líderes regionales, entre los cuales se encontraba Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México. En su testimonio, aparentemente cuando le preguntan sobre los sobornos que le dio la empresa a Lozoya, se dice traicionado, si verdad se dieron, acotó, porque lo consideraba su amigo.
“El nunca (lo) mencionó conmigo; mi director nunca me (lo) mencionó”, agregó, al referirse a Lozoya y a De Meneses Wyell. “La única cosa que él si me mencionó, es que había dado un apoyo a la campaña presidencial y Emilio Lozoya me agradeció el apoyo en una oportunidad que estuve allá, antes del Presidente asumir su cargo. Entonces yo sé que fue dado este apoyo”.
Sin embargo, lo que parece claro, no lo es tanto. ¿Apoyo era igual a soborno? Odebrecht añadió: “Ahora, los pagos ilícitos, los nuestros, (a) esas personas allá… Luis Wyell puede indicar quién sería; ellos pueden indicar los pagos que hubo, y esos registros van a estar en las pruebas de colaboración de ellos”.
En la declaración confidencial, de la que se tiene una copia, un interlocutor no identificado aparentemente ministerio público de la PGR, le hace una pregunta que no se registra por estar lejos del micrófono, a lo que Odebrecht responde refiriéndose a Lozoya: “No. Agradece el apoyo que nosotros dimos a la campaña del Presidente”.
Una segunda pregunta que tampoco se registró, ocasionó esta respuesta: “No sé. Ahí Luis Wyell, él sólo me agradeció: ‘Marcelo, yo quería agradecer el apoyo que ustedes dieron’. Yo no busqué saber quién pagó, quien debe saber en ese caso específico… Luis Wyell”.
De Meneses Wyell aseguró que a la única persona que sobornó en México —10.5 millones de dólares en total—, fue Lozoya. Hilberto Mascarenhas Alves da Silva Fiho, quien era el director de Operaciones Estructuradas, la oficina de Odebrecht responsable de pagar los sobornos, lo corroboró. “El pago fue para el presidente de Pemex, Emilio”, dijo. Para armar la ingeniería financiera de esos pagos, agregó, viajó a México con Rodrigo Durán, el abogado español responsable de esa tarea, quien determinó con Lozoya la apertura de una cuenta en un paraíso fiscal, la forma cómo se iba a pagar y a qué institución.
Según De Meneses Wyell y Mascarenhas, ningún otro mexicano fue sobornado, ni hubo dinero a campaña alguna salvo para la de Javier Duarte en Veracruz, para gobernador, en 2010. Al decir otra cosa, los fiscales de Gertz Manero están mintiendo. No pueden construir un caso sobre falsedades porque se va a caer, pero tienen en la declaración de Odebrecht, pese a lo débil y contradictoria que es, una pequeña puerta para evitar que su caso madre de corrupción contra el pasado, resulte en un fiasco.