México, 13 ago (EFE).- La secretaria mexicana de Energía, Rocío Nahle, confirmó este jueves que dio positivo a COVID-19, con lo que se convierte en la tercera integrante del gabinete de Andrés Manuel López Obrador en contraer la enfermedad.
«Afortunadamente estoy bien, sin síntomas y con el tratamiento recomendado. En cuanto desaparezca la carga viral, regreso a mis actividades normales. Agradezco las expresiones de apoyo», tuiteó la funcionaria.
La titular de la Secretaría de Energía (Sener), una de las funcionarias más cercanas al presidente López Obrador, estaba aislada como sospechosa desde hace una semana en su casa, donde sigue trabajando.
Antes de ella, el secretario de Hacienda y Crédito Público (SCHP), Arturo Herrera, informó el 25 de junio que dio positivo a COVID-19, después de la secretaria de la Función Pública (SFP), Irma Eréndira Sandoval, quien anunció su contagio el pasado 27 de abril.
Entre los otros altos cargos cercanos a López Obrador que han pasado la enfermedad están el director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo, y el procurador federal del Consumidor, Ricardo Sheffield, ambos ya recuperados.
Pese a las recomendaciones, los miembros del gabinete no suelen portar cubrebocas cuando aparecen en eventos con el presidente, quien ha cuestionado su eficacia y ha insistido en que no lo usará hasta «que se acabe la corrupción».
También han dado positivo siete gobernadores estatales: de Durango, Quintana Roo, Tamaulipas, Hidalgo, Tabasco, Querétaro y Guerrero.
La jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, está aislada desde el lunes por sospecha de COVID-19, aunque anunció que este jueves se realizaría la prueba oficial.
La pandemia de COVID-19 ha dejado al momento 498.380 contagios y 54.666 fallecidos en México, el tercer país con más fallecidos y el séptimo con más casos acumulados, de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins.
El presidente López Obrador presumió este jueves una luz de esperanza al anunciar el acuerdo de producción de la nueva vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, que podría iniciar su producción el primer trimestre de 2021.
Aun así, reconoció que la pandemia «va para largo».