Washington, EE.UU.- El presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció este miércoles el envío de agentes federales que se unirán a la Guardia Nacional en Kenosha (Wisconsin) para sofocar los disturbios raciales que anoche se saldaron con dos muertos y un herido, hechos por los que ha sido detenido un joven de 17 años.
El gobernador de Wisconsin, Tom Evers, aceptó el despliegue de los agentes federales, indicó Trump en un tuiit, en el que aseguró que no tolerará «saqueos, incendios intencionados, la violencia y la ilegalidad en las calles de EE.UU.»
Paralelamente, las autoridades del Condado Lake, en el vecino estado de Illinois, anunciaron la detención de un joven identificado por los medios como Kyle Rittenhouse, de 17 años, acusado de las dos muertes y las heridas causadas a otra persona en un enfrentamiento con manifestantes en Kenosha el martes de noche.
Videos grabados por testigos durante los hechos, publicados por los medios locales, muestran a un joven blanco armado con un fusil disparando contra los manifestantes.
El diario Milwaukee Journal Sentinel indicó que Rittenhouse se enfrenta a cargos de homicidio intencionado en primer grado en los tribunales del Condado de Kenosha.
El jefe de Policía del Condado Kenosha, David Beth, dijo en conferencia de prensa que hoy que de nuevo hoy habrá un toque de queda en la ciudad a partir de las 19:00 horas (000 GMT del jueves) y que después de esa hora ya no se permitirán las protestas pacíficas y se dispersará a los manifestantes.
«Los problemas de violencia empiezan cuando oscurece», dijo Beth. «Tenemos 700 agentes policiales, tenemos cientos de soldados de la Guardia Nacional y actuaremos de manera muy firme. Si alguien no cumple con el toque de queda, será detenido por violación de la norma».
Beth dijo estar «orgulloso de la gente de Kenosha, una ciudad en la cual -agregó- no estamos acostumbrados a estos motines».
«Los ciudadanos de Kenosha se quedaron en casa, despejaron sus vehículos y dejaron que las fuerzas del orden hicieran su trabajo», añadió.
Las protestas callejeras comenzaron en Kenosha el domingo al anochecer después de que un policía disparara siete veces en la espalda al afroamericano Jacob Blake. La familia de Blake ha indicado que el hombre, que permanece en estado grave en el hospital, podría quedar parapléjico.
Durante la pasada noche, cuando entró en vigor un toque de queda a partir de las 20.00 hora local (01.00 hora GMT), los manifestantes se enfrentaron a la policía en las inmediaciones del edificio de tribunales del Condado de Kenosha, en el centro de la ciudad, lanzando botellas, piedras y bengalas a los agentes, que respondieron con gases lacrimógenos y pelotas de goma.
Conforme fueron avanzando las horas, un grupo de manifestantes se trasladó a las proximidades de una gasolinera donde había varios hombres con armas de fuego, que aseguraron que estaban protegiendo la instalación y que empezaron a discutir con los participantes en la protesta, indicó el diario The New York Times.
Pasada la medianoche se registraron disparos fuera de la gasolinera, donde se registró el tiroteo que dejó dos muertos y un herido.
Las protestas se desencadenaron después de que un policía blanco disparase a Blake siete veces en la espalda el domingo cuando se alejaba de los agentes, sin aparentemente representar una amenaza, y abría la puerta de un vehículo SUV donde estaban sus tres hijos menores de edad, en una escena que fue captada por las cámaras de los teléfonos móviles de testigos.
El padre de la víctima, que se llama también Jacob Blake, lamentó que la policía dispara «siete veces, siete veces, como que él no importaba».
«Pero mí hijo sí importa», añadió. «Es un ser humano, y él importa».
Estos incidentes ocurren tres meses después de la muerte el 25 de mayo de George Floyd, un hombre de raza negra, asfixiado por un policía blanco, que presionó su rodilla contra su cuello durante 8 minutos y 46 segundos.
La muerte de Floyd detonó protestas multitudinarias y disturbios violentos en ciudades de todo el país.