París, 3 sep (EFE).- Los países de la OCDE han tomado medidas fiscales extraordinarias para hacer frente a la crisis derivada de la covid-19, pero tendrán que seguir apoyando la recuperación económica en medio de retos fiscales cada vez mayores, señaló este jueves la organización.
En su informe anual sobre política fiscal, la OCDE constata que los Gobiernos han reducido notablemente sus ingresos a la vez que han tenido que invertir una cantidad «nunca vista» en medidas sociales y otras ayudas para hacer frente a las consecuencias de la pandemia.
El descenso del número de trabajadores y de la recaudación por el impuesto sobre la renta; la caída generalizada del consumo, con menos ingresos por el IVA, sumados al desplome del turismo y los impuestos que gravan este sector, se han conjugado para causar una fuerte reducción de ingresos fiscales en los países de la OCDE, detalla el documento.
Las grandes multinacionales también han pagado menos impuestos porque han tenido menos beneficios, notándose especialmente en el sector de las energéticas y el petróleo, que ha visto caer su precio a mínimos históricos.
La recuperación de la crisis derivada del coronavirus debe orientarse, como ya planean algunos países, hacia una economía más sostenible, estable e inclusiva, según recomienda esta organización con sede en París.
«Ahora, el objetivo debería estar en la recuperación económica», y una vez que esté «firmemente en marcha», los Gobiernos deberían diseñar esos cambios «en lugar de volver a la situación previa», señala en el informe Pascal Saint-Amans, director del Centro de Política y Administración Fiscal de la OCDE.
El informe prevé que en el futuro, cuando la recuperación sea firme, los Gobiernos deberán implementar políticas más efectivas para volver a niveles de recaudación precrisis.
Además, la OCDE recomienda que todos los países lleguen a un acuerdo global para establecer el impuesto digital a las grandes empresas tecnológicas.
«La cooperación fiscal será aún más importante para prevenir que las disputas fiscales se conviertan en guerras comerciales, lo que podría dañar a la recuperación en el momento en el que la economía global menos se lo puede permitir», subrayó Saint-Amans.
También apuesta por un mayor control de la riqueza que genera cada país para evitar la evasión fiscal y por avanzar en la aplicación de impuestos a las empresas más contaminantes.