«¿Es éste un hotel decente?» —preguntó don Severelo. «Claro que lo es —respondió el administrador—. Lo acreditan nuestras habitaciones con espejo en el techo, cama de agua, sábanas de seda negra, preservativo en el buró, jacuzzi para dos personas, jabón chiquito y televisión con canales porno»… Doña Gorgona le dijo a la trabajadora doméstica, la octava que había contratado en el curso del año: «Tengo un embarazo de dos meses, y no sé si el bebé será niño o niña». «Será niño» —aseguró la mucama. Doña Gorgona se intrigó: «¿Por qué lo afirmas con tanta certidumbre?». Explicó ella: «Porque no hay mujer que aguante estar dos meses con usted»… Un indocumentado mexicano oyó que su compañero le preguntaba: «¿Dónde meará mi mamá?». Respondió: «Pos en el baño, como toda la gente». «No, pendejo —se indignó el otro—. Te pregunté: ‘¿Dónde me hará mi mamá?’. Desde que me vine del pueblo no sabe dónde estoy»… El médico le dijo a don Ultimio después de examinarlo: «¿Ha oído usted eso de ‘vino, mujeres y canto’?». «Sí, doctor» —contestó, nervioso, don Ultimio. Le indicó el facultativo: «Pues vaya aprendiendo a cantar, porque dentro de poco ya no podrá hacer lo demás»… Segundo Informe de Gobierno de AMLO. Espejismo. Es pejismo. Ficciones que quien las inventa se empeña en ver como realidades. Desmesuradas desmesuras: «En el peor de los tiempos tenemos el mejor de los Gobiernos». Hablar sobre lo que debería callarse, y callar sobre lo que se debería hablar. Las mañaneras son bla-bla-bla. Este informe, inusitadamente breve, fue nada más bla-bla. Ha de preocuparnos el distanciamiento que existe entre el Presidente de la República y la realidad, o sea la verdad. Él mira triunfos donde hay grandes fracasos, avances donde se producen retrocesos, realizaciones donde hay sólo apariencias. Con la pandemia rebasando la catástrofe de los 60 mil muertos, con la criminalidad rampante, en bancarrota la economía nacional, insiste en decirnos que estamos requetebién, que los mexicanos vivimos en el mejor de los mundos posibles. La sabiduría popular afirma que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Éste es el caso. Su clientela apoya a López Obrador, es cierto, porque le da dinero, pero quién sabe qué sucederá cuando ya no haya centavos, si alguno queda todavía en las arcas públicas, con los elefantes blancos de la 4T reclamando su pienso cada día, con ahorros cicateros a costa de los Estados y los municipios, de las universidades e instituciones de investigación, de salud y de cultura, y con dispendios multimillonarios para el pago de cancelaciones caprichosas y aseguramiento de futuros votos. No hubo aplausos a lo largo del corto informe de López Obrador. Habría sido el colmo que los hubiese habido, pues eso habría significado que el despego de la realidad es contagioso. La verdad es que es verdad lo que dijo el dirigente de la Coparmex: tenemos el peor de los Gobiernos en el peor de los tiempos. Mientras tanto AMLO sigue creando sus ficciones, como ésa de que Toledo renunció por motivos de salud. Ante esa situación yo me sentiría estresado, pero sucede que el estrés es una exquisitez de la pequeña burguesía… Ya conocemos a Capronio: es un sujeto ruin y desconsiderado. Su esposa le comentó: «Mi mamá dice que va a aprovechar el confinamiento para modernizarse». Preguntó el desgraciado: «¿Va a aprender a volar en aspiradora?»… «¡Dios salve al Rey!» —prorrumpió uno de los alabarderos reales. Le indicó el jefe de la guardia: «No es la hora de hacer el homenaje». «Ya lo sé —replicó el otro—. Pero la reina acaba de entrar en la alcoba de Su Majestad, y el rey está con una de sus damas»… FIN.
MIRADOR
¿Cuántas veces fuimos juntos por la vereda, Terry, amado perro mío? ¿Cuántas veces subimos por esa senda a la montaña para ver desde lo alto al caserío, para vernos a nosotros mismos en la soledad?
Cuando eras todavía un perro niño gustabas de asustar a las pequeñas criaturas del bosque. Irrumpías entre las codornices y las hacías volar; corrías tras el conejillo sin ganas de alcanzarlo; le gruñías quedamente al ciervo que nos miraba con curiosidad, y te ponías entre él y yo, presto a defenderme de un peligro inexistente.
Ya no estás tú, mi Terry, y la vereda por la que ya no subo se ha borrado casi, según me cuentan los que van allá. Pero siguen estando las codornices, el conejo y el venado. Quiero decir que la vida sigue estando. La vida estará siempre, perro mío.
Ahora miro el monte, tan arriba, y me miro yo, tan abajo.
Tú me hacías sentir grande, Terry, con tu amor.
Ahora, con mis dudas, me siento muy pequeño, y ya no estás tú para defenderme de ellas.
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS
«… Tres secretarios del Medio Ambiente en dos años…».
Con el ánimo abatido
el segundo ya se fue.
Y es que vio en la 4T
un ambiente enrarecido.