«Yo creo que [el rechazo del INE a México Libre] es un triunfo del pueblo de México.»
Andrés Manuel López Obrador
Morena es un ejemplo de cómo el sistema electoral mexicano, después de décadas de un virtual monopolio, se ha abierto a los nuevos partidos políticos. Creado en 2011 como movimiento político por Andrés Manuel López Obrador, cuando era todavía miembro del PRD, pasó a ser asociación civil en 2012 y apenas en 2014 obtuvo registro como partido político. En la actualidad no sólo ha conquistado la Presidencia, sino que tiene mayorías absolutas en ambas cámaras del Congreso y encabeza los gobiernos de cinco Estados y la Ciudad de México.
Muy pocos países tienen sistemas políticos que permitan el surgimiento de un partido y su conquista del poder de una forma tan rápida. Estados Unidos es un caso extremo con su virtual duopolio. El Partido Democrático y el Republicano han ganado todas las elecciones desde 1852 y han controlado el Congreso desde 1856.
El actual sistema mexicano de partidos puede ser objeto de muchas críticas, pero la flexibilidad en el caso de Morena es muy positiva. Al final los electores tuvieron la posibilidad de expresar su opinión sobre el nuevo partido y su líder con el voto. Ésa es la razón de ser de la democracia: dar opciones a los ciudadanos para que expresen sus opiniones y deseos en las urnas.
Por eso me preocupa la decisión del Instituto Nacional Electoral de rechazar el registro como partido de México Libre, la organización fundada por Margarita Zavala. Los consejeros del INE se están abrogando una decisión que debieron haber dejado a los electores: votar o no por un nuevo partido. Lo curioso es que la Comisión de Prerrogativas del propio INE aprobó previamente el registro.
No me convence el argumento de que 8.2 por ciento de los recursos del partido provinieron de aportaciones realizadas por Clip, una aplicación que sólo transparenta los últimos cuatro dígitos de una tarjeta bancaria. Esto impidió, dicen, que se rastreara el origen de 1.2 millones de pesos en aportaciones. Parece un pretexto, sobre todo cuando hemos visto que Morena recibía donativos mucho mayores en efectivo, sin identificar a los aportantes, que incluso servían para pagar el sueldo de López Obrador, a dicho del propio Presidente.
Mucha gente no involucrada en política piensa que, por sistema, el INE debe rechazar cualquier nuevo partido. Se percibe a estas organizaciones como simples negocios particulares. Esta imagen es producto de las cantidades multimillonarias de dinero público que reciben.
Mi posición es que deben ser los electores, y no los consejeros del INE, quienes decidan en las urnas qué partidos o candidatos deben gobernar y cuáles desaparecer. Para eso es la democracia. Si queremos evitar que los partidos se conviertan en negocios, la solución es reducir o eliminar el subsidio que reciben de los contribuyentes. Los partidos no deben ser parásitos de la sociedad: pueden buscar sus propios recursos, como en Estados Unidos.
México Libre va ahora al Tribunal Electoral, pero el fallo puede ser influido por el presidente López Obrador, quien aplaudió la decisión del INE y la consideró «justicia divina». El ejecutivo no debe tratar de influir sobre los jueces o magistrados. Así como los votantes, y no los consejeros electorales, deben escoger con su sufragio a los candidatos o partidos de su preferencia, así los jueces deben poder ofrecer sus fallos sin presiones del primer mandatario.
El mismo PES
Nada más lejano a las preferencias de un liberal que un partido religioso como Encuentro Social, hoy rebautizado Encuentro Solidario. El PES, con cualquier otro nombre, sigue siendo el mismo pez. Coincido, sin embargo, con la decisión de darle registro. Negar derechos políticos a los ministros de culto viola la garantía de igualdad ante la ley.
Twitter: @SergioSarmiento