Pese a que llevamos semanas escuchando la cantaleta de que la curva de la pandemia de Covid-19 está comportándose plana o de plano está en descenso, hoy despertamos ya con 72 mil decesos por complicaciones derivadas de la infección y, con una media de 500 decesos diarios, tenemos que contar alrededor de 5 mil fallecidos cada diez días, lo que nos habla de que antes de que termine este mes estaremos rondando ya los 80 mil muertos, lo que de muchas maneras cumple las previsiones de que antes de que finalice este año, seguramente en noviembre, los decesos superarán la cifra de los cien mil, muy lejos ya de aquel escenario catastrófico de López-Gatell.
Por lo pronto y si nos atenemos a los datos oficiales, que ya es un artículo de fe, el Covid-19 es ya la cuarta causa de muerte entre los mexicanos, al desplazar y ya duplicar las muertes por males hepáticos, que eran hasta hace unas semanas los padecimientos que más mortandad causaban entre nosotros, superados por los males cardiacos, la diabetes y los tumores malignos, estos últimos causantes de poco más de 85 mil fallecimientos en lo que va del año.
Las previsiones, siguiendo con los datos oficiales y con las estadísticas que ofrece el INEGI, es que bastarán unas semanas para que la pandemia en curso se convierta en la tercera causa de decesos en nuestro país, dándose ya casos como el de Puebla, donde el coronavirus ya sólo es superado por su potencia letal por los males cardiacos y la diabetes, ya muy lejos de los tumores, los males del hígado y los homicidios, quinta causa de deceso entre los mexicanos.
En este escenario resulta indignante el uso del sarcasmo, que no es sino un síntoma de un desajuste interior, como respuesta de López-Gatell a los ex-secretarios de Salud que presentaron y le hicieron llegar su análisis y su propuesta para echar a andar una estrategia que en realidad sirva para frenar el avance de la pandemia, una respuesta inoportuna y fuera de lugar que sin embargo, como no, fue festejada por los que observan de manera acrítica la pasividad oficial y jalean cualquier ocurrencia que venga de Palacio Nacional y del círculo cercano al Presidente.
Indignante también resulta que en medio de esta emergencia el Presidente insista en que la realidad está allí donde él quiere que esté, despreciando el movimiento de los agricultores chihuahuenses, manteniendo la farsa del sorteo del avión que no está siendo sorteado, enviando a personeros del INSABI a regalar boletos a diestra y siniestra e insultando cada vez en tono más amenazante a los medios que mantienen su postura crítica, uno de los cuales ya fue calificado de ‘pasquín asqueroso’.
Por lo demás la reapertura de negocios, que aquí se dio hace ya demasiado tiempo, sigue en el país, donde cada semana se van reanudando actividades, como si en esta locura colectiva nadie se dé cuenta a cabalidad de que hay un bicho altamente contagioso circulando y que hasta hoy mismo y en sólo seis meses se llevó ya 72 mil vidas.